La Compañía Nacional de Teatro de México, con la obra “El círculo de cal”, asombró al público del Festival Iberoamericano de Teatro de Bogotá (FITB), que la catalogó como una propuesta escénica “espectacular”.
La obra, bajo la dirección del maestro Luis De Tavira, cerró en la madrugada de este miércoles en el Teatro de Bellas Artes, al occidente de Bogotá, su participación en el FITB, con una ovación del auditorio.
“!Viva Colombia!”, gritaron los actores mexicanos al final de la presentación, alzaron sus brazos, hicieron la tradicional venia al público, que al tiempo respondió con aplausos y con un ¡Viva México… Viva México!.
En el auditorio -que estuvo totalmente lleno- se escucharon expresiones como estas: “Espectacular… Tremenda… Lo mejor del festival… el elenco excelente en su conjunto, todos sobresalen. Una obra compacta, una propuesta escénica audaz, alta dosis de creatividad, ritmo y sorpresas narrativas”.
La obra que tiene una duración de cuatro horas con solo un intervalo, en las dos primeras horas, terminó pasada la una de la madrugada, un tiempo que los espectadores no sintieron, por la fuerza escénica de la obra que se plantea la pregunta: “¿De quién es la tierra y de quién son los hijos?.
“Son las dos preguntas que se entrelazan en torno a esta obra… La aproximación a una de las preguntas ilumina la respuesta de la otra: la tierra no es de nadie. Uno es de la tierra”, aseguró el director Luis De Tavira.
La Compañía Nacional de Teatro de México lleva a escena una versión libre de “El círculo de tiza caucasiano”, la última de las obras de Bertol Brecht.
“El círculo de cal” comienza con un corto video en el que alrededor de un círculo se disputan la tierra los indígenas que protegen la naturaleza y los colonos que viven de talar el bosque. ¿De quién es la tierra?, se increpan. Una pregunta que De Tavira responde con la parábola de la obra de Brecht: ¿de quién son los hijos?
La música y los efectos sonoros que acompañan la obra son ejecutados en vivo, fuera de la escena, y componen una coreografía perfecta con los guías y el coro del pueblo que canta corridos, huapangos y otras canciones compuestas exclusivamente para la obra.
De Tavira, en entrevista con Notimex, sostuvo que la motivación para montar esta obra llegó “por un movimiento de resistencia de la comunidad campesina de Cherán (Michoacán, México) que se levantó para salvar un bosque de la voracidad de los aguacateros que querían extender sus sembradíos para exportar este producto”.
“La tierra no es de nadie, los océanos no son de nadie, los ríos no son de nadie. Estamos hipotecando la tierra de los que aún no han nacido, hemos violentado a la naturaleza. Vivimos día a día en una barbarie de la voracidad capitalista”, subrayó el aclamado director.
Para Tavira, “es una obra diferente que se vuelca a la naturaleza, es un canto a la bondad. A la bondad de todos, de las madres, de la gente de la calle. Como esa bondad que mostró la mujer de la obra al recoger al niño. Esa bondad es anónima y silenciosa, es a ella a la que hay que cantar”.
“La obra -dijo- es una fábula maravillosa. La batalla que tenemos que dar es que el mundo siga siendo mundo, la tierra siga siendo tierra, los océanos sigan siendo océanos y los ríos sigan siendo ríos (…) tenemos que recuperar la esperanza”.
En su opinión, la “superioridad del teatro le toca mostrar lo que sucede siempre con obras divertidas y conmovedoras. El teatro es la construcción de la conciencia humana. Testimonia la capacidad del cambio y la responsabilidad de nuestros actos, de la libertad”.
“El teatro construye la conciencia, es un arte que demanda la presencia física, establece relaciones personales. Es un disfrute en este tiempo de despersonalización y su acceso es un privilegio de la conciencia”, enfatizó el director mexicano.
De Tavira, como dramaturgo y director, logró inspirarse en una realidad latinoamericana para construir a partir del pensamiento de Brecht, otra realidad escénica para reflexionar sobre la guerra, el poder, la justicia e injusticia, el medio ambiente, la religión, el machismo, pero ante todo la defensa de los derechos de los desposeídos, de los débiles.