Los comicios presidenciales de Argentina quedaron envueltos en una grave crisis política luego de que la justicia anulara, por primera vez en la historia, la elección de un gobernador en la provincia de Tucumán y ordenara nuevos comicios.
La Cámara de lo Contencioso Administrativo de Tucumán desató anoche un vendaval político al invalidar las elecciones realizadas el pasado 23 de agosto y que ganó Juan Manzur, exministro de Salud y candidato de la presidenta Cristina Fernández de Kirchner.
El tribunal validó las denuncias de fraude que presentó el candidato de la alianza opositora, José Cano, pese a que fueron militantes de su partido quienes quemaron urnas.
En Tucumán, una de las provincias más pobres de Argentina, hubo denuncias de robo y quema de urnas y de boletas, peleas con armas de fuego, clientelismo y adulteración de planillas, entre otras irregularidades.
Mientras se multiplicaban las marchas de protesta en la provincia, algunas de las cuales fueron reprimidas violentamente, el oficialismo acusó a la oposición de querer ensuciar el camino hacia las elecciones presidenciales con falsas imputaciones de fraude.
Las acusaciones retrasaron el conteo de votos, que concluyó recién el pasado lunes y que le adjudicó el triunfo a Manzur con el 51.6 por ciento, muy lejos del 39.9 obtenido por Cano.
El festejo oficialista por la victoria duró sólo dos días, ya que anoche la justicia anuló los comicios, situación inédita en la historia democrática del país sudamericano.
Desde el gobierno denunciaron un “golpe judicial” a la democracia, anticiparon que apelarán la decisión del tribunal local ante la Corte Suprema de Justicia y explicaron que una de las alternativas es que el gobierno nacional intervenga la provincia y determine quiénes serán las nuevas autoridades.
“El fraude que acusa la oposición es un fraude inexistente, es de imposible cumplimiento por la magnitud del mismo, hubiésemos necesitado la connivencia de 30 mil personas”, aseguró Marcelo Caponio, apoderado del gobernante Frente para la Victoria.
La presidenta ya había exigido a la oposición que dejara de denunciar supuestos fraudes cuando pierde, ya que en las elecciones provinciales que ganó, el oficialismo reconoció derrotas sin mayores impugnaciones.
Los candidatos presidenciales opositores Mauricio Macri y Sergio Massa, sin embargo, aprovecharon la crisis porque saben que les es funcional para desacreditar de antemano las elecciones del 25 de octubre que, de acuerdo con las encuestas, ganará el oficialista Daniel Scioli.
Macri aseguró este jueves que cada vez que la justicia falla en contra del gobierno, éste denuncia “intentos desestabilizadores”, sin reconocer la independencia de los poderes y las anomalías que marcaron las elecciones de Tucumán.
Massa, en tanto, advirtió que “hay que terminar con la lógica de que vale cualquier cosa para llegar al poder, en Argentina hay que terminar con los ladrones de votos, de urnas y de plata del Estado para pagarse la campaña”.