La primera dama de Estados Unidos, Michelle Obama, convocó hoy a niñas y adolescentes argentinas a estudiar y convertirse en líderes para generar los cambios que el mundo necesita en materia de equidad de género.
Obama disertó ante centenares de estudiantes en la única actividad propia que protagonizó en el marco de la gira oficial que su esposo, el presidente Barack Obama comenzó este miércoles en Buenos Aires.
La carismática primera dama saludó al auditorio con un “hola” en español, pero enseguida cambió al inglés para contar cómo logró titularse como abogada en una de las universidades más prestigiosas de su país pese a que provenía de una familia humilde.
“Tuve la suerte de que me criaran unos padres muy trabajadores y devotos, ninguno de ellos pudo tener un título universitario”, dijo al recordar que “mi familia no era rica, pero nos sentíamos ricos porque nos teníamos los unos a los otros.
La pobreza, agregó, no le impidió tener grandes sueños que, en principio, parecían imposibles, como convertirse en abogada para ser líder en su comunidad y ayudar a otras familias a tener una vida mejor.
“Me topé con gente que me decía que yo no tenía la capacidad. A mí hermano le preguntaban qué carrera quería estudiar, a mí me preguntaban con qué tipo de hombre me quería casar”, explicó.
Ya de adolescente, contó, “los hombres me silbaban en la calle como si mi cuerpo fuera propiedad de ellos, como si yo fuera un objeto en lugar de un ser humana con pensamientos propios”.
En esta etapa, dijo, “las esperanzas que tenía para mí entraban en conflicto con los mensajes que recibía: como niña, mi voz no era importante. Era más importante mi aspecto físico que mi intelecto. Ser fuerte y firme no era una cualidad atractiva para una chica”.
Obama agregó que la inseguridad la invadió y dudó si era muy mandona o si sus sueños eran demasiado grandes, hasta que llegó el día en que se cansó y decidió dejar de escuchar las voces que la ponían en tela de juicio.
“Empecé a escuchar mi propia voz (…) dediqué todas mis energías a que me vaya bien en las escuela. Quería ser una de las mejores alumnas de mi clase, si los varones se burlaban de mí, no me importada”, señaló.
Aunque mucha gente no creyó en ella, expresó, se tituló, desarrolló su pensamiento crítico, aprendió a presentarse con buen porte y autoridad, consiguió un trabajo en un importante estudio de abogados y luego fue vicepresidenta de un hospital.
“Gracias a mis estudios tuve oportunidades que mis padres jamás hubiesen imaginado para ellos. Estoy aquí frente a ustedes porque quiero que les pase lo mismo, no importa qué dificultades u obstáculos se interpongan”, dijo.
La primera dama describió la iniciativa “62 millions girls” que ella impulsó el año pasado para ayudar a las 62 millones de niñas y adolescentes que no pueden estudiar en el mundo, ya sea porque son pobres o porque sus familias consideran que no es importante que se preparen.
Advirtió que los liderazgos femeninos son importantes para combatir la inequidad salarial que prevalece entre hombres y mujeres, la violencia de género y las dificultades para equilibrar el trabajo y la crianza de los hijos.
En ese sentido, recordó que Argentina ya ha tenido a una presidenta, Cristina Fernández de Kirchner, y hoy tiene a una vicepresidenta, Gabriela Michetti, logros que todavía no han ocurrido en Estados Unidos.
También citó el caso de María Eugenia Vidal, la primera mujer gobernadora de la provincia de Buenos Aires, y la dirigente social Margarita Barrientos, aunque omitió mencionar a las Madres y Abuelas de Plaza de Mayo, que son un emblema y ejemplo en la lucha de los derechos humanos a nivel mundial.
Obama fue presentada por la primera dama de Argentina, Juliana Awada, quien en su primer discurso público desde que su marido asumió en diciembre pasado, aseguró a las estudiantes que las mujeres pueden salir adelante y lograr lo que se proponen.