No fue una fuga de gas que registrara el tanque de combustible de la familia Oliva que mató a uno de sus miembros y dejó cuatro personas lesionadas, sino el boiler, que se apagó accidentalmente y siguió expeliendo gas hasta que una chispa lo hizo estallar.
Así lo señaló este lunes el subprocurador de justicia en la Región A, Joel Romo Lozano en torno a la explosión que destruyó parte de la casa de la familia afectada en la calle Gonzalo Curiel, de la colonia San Marcos el pasado 2 de noviembre y ya se pudo confirmar que todo fue un infortunado accidente y no hay delito qué perseguir.
La explosión, ocurrida a las 16:30 horas de aquel día, terminó con la vida de Juan Manuel Oliva Valdez, cabeza de la familia afectada y dejó lesionados a tres de sus familiares y una vecina.
Este lunes el funcionario reportó estables a todos los lesionados y dijo que sólo uno de ellos, internado en el Hospital especializado de Salamanca, falta por rendir declaración sobre lo sucedido.
Señaló que el tanque de gas doméstico que abastecía a la familia fue encontrado intacto y en cambio fue establecido que el boiler de la casa se apagó accidentalmente pero siguió emitiendo gas, el cual estalló cuando llegó la familia a su casa y se produjo la chispa o la flama que provocó la explosión.
Reiteró funcionario que el Ministerio Público ya pudo establecer que lo ocurrido fue un accidente y no se desprende responsabilidad penal para ninguna persona.
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