La limpieza del cementerio, por todos los habitantes de Pomuch, incluye el lavado de los huesos de los seres queridos, que tienen más de tres años y medio de haber dejado esta vida.
Aunque aparentemente es fácil, resulta complicada la limpieza del camposanto, y todavía más la tumba del familiar, por eso la hacen con anticipación porque seguramente estarán en el lugar de cuatro a cinco días, hasta que los huesos queden realmente blancos.
Como si fuera normal, desentierran los huesos y los someten a la limpieza, sin temor, más bien venerándolos, recordando lo que en vida recibieron de sus antepasados, en Pomuch, comunidad situada a 65 kilómetros de la capital campechana, en el municipio de Hecelchakán.
Una semana antes del Día de Muertos, realizan lo que llaman dar aire al desentierro de los restos de sus padres, abuelos, hermanos, tíos, de quienes están en espíritu y en lo que representan los restos que someten al lavado.
No utilizan ninguna protección, como guantes, ropa especial, o tapabocas. Limpian la tumba y enseguida retiran la lápida y extraen los restos, algunos todavía con cabello o restos de tejidos como piel.
Luego de la limpieza colocan los huesos en una nueva caja de madera envueltos en telas blancas.
Pero dejar los huesos verdaderamente blancos requiere de varios procesos más, como hervirlos en un recipiente con cal, darles otra limpia y secarlos, para posteriormente guardarlos en telas blancas, algunas bordadas para que las aprecien en la ceremonia de Día de Muertos.
Y aunque algunos no tienen familiares que se hayan ido en años recientes, van al osario a extraer los huesos para darles una limpia y tenerlos listos, también entre servilletas bordadas con imágenes que revelen la identidad de quien guardan.
En Villa Pomuch, el Día de Muertos es la fiesta del pueblo, donde se ofrece el tradicional pan Pomuch, como se le conoce a la comunidad.
La tradición de lavar, hasta blanquear los huesos de los antepasados, ha llamado la atención de medios de comunicación de todo el mundo, ya que han sido visitados por periodistas hasta de Rusia y China, según cuenta lugareños.