El territorio del estado de Zacatecas cuenta con 3.5 millones de hectáreas de cactáceas, que en gran parte son únicas en México y desafortunadamente no están protegidas ni existe una explotación sustentable de éstas, señaló el investigador Manuel de Jesús Macías Patiño.
El especialista de la Universidad Autónoma de Zacatecas (UAZ) agregó que tan sólo en los semidesiertos de Pinos y del Norte de la Meseta Central existen 26 géneros y 112 especies de cactáceas, de éstas 86 son endémicas, es decir 77 por ciento; y 37 están en alguna categoría de riesgo, es decir 33 por ciento.
Del total de las especies existentes en el semidecierto zacatecano, 27 están protegidas por la Norma Oficial Mexicana 059 de Secretaría del Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat), mencionó en entrevista para Notimex.
Entre esas especies destacan: las biznagas Cabuche (Ferocactus pilosus), Vaquita (Hamatacantus uncinatus) y Burra (Echinocactus platyacanthus); y el órgano Huevo de Venado (Peniocereus greggi).
Además el cactus roca (Ariocarpus fissuratus) y peyote (Lophophora williamsi).
Asimismo, alicoche (Echinocereus stramineus), chaute (Ariocarpus retusus), la biznaga (Coryphanta poselgeriana) y biznaga vaca (Hamatocactus hamatacantus).
Como ejemplo, Macías Patiño refirió que el semidesierto norte se ubica a una altura de mil 900 metros sobre el nivel del mar, altitud que no tiene San Luis Potosí ni Tamaulipas, estados con los que se comparte esa zona semiárida, “por ello contamos con especies endémicas”.
Ahí, afirmó, existen cactáceas únicas, “que compartimos con Estados Unidos, que están protegidas por el acuerdo trilateral y México tiene esa obligación; empero no existe ningún plan de manejo, toda vez que cualquiera puede ir ahora y tomar una cactácea y llevársela a su casa”.
El también coordinador operativo de la asociación civil Espacios Naturales y Desarrollos Sustentables (ENDENSU) comentó que entre los cactus existentes en el semidesierto norte de Zacatecas están las conocidas como peyote y huevo de venado, que tienen uso místico por la etnia huichola.
En tanto, en el semidesierto de Pinos se reproduce la biznaga burra, que se cristaliza con azúcar y es la que se consume en Semana Santa, sin embargo su aprovechamiento no está regulado y por lo tanto su existencia está en peligro.
Además existen otras especies que son utilizadas para la elaboración de mezcal, a través de técnicas “rudimentarias, ineficientes, depredadoras y que están destruyendo las cactáceas de una manera insostenible”, afirmó.
Entre otros aprovechamientos que la población de aquellas regiones les da a las cactáceas mencionó la producción de gusanos y de escamoles, la primera es sostenible y la segunda es no sustentable.
Estas especies son cotizadas en el mercado negro extranjero, sobre todo por los orientales, que las solicitan por las propiedades que les atribuyen de ser benéficas para mitigar los efectos de las ondas electromagnéticas negativas para la salud del ser humano.
Ante ello, Macías Patiño advirtió sobre el riesgo que corren las cactáceas en Zacatecas, sobre todo si se toma en cuenta que son frágiles, en especial algunas que miden más de 1.70 metros de altura, cuya antigüedad varía de entre 200 a 250 años, ya que en promedio crecen un centímetro por año.
El investigador, que durante casi dos décadas se desempeñó como subdelegado de la Semarnat en Zacatecas, alertó que las cactáceas no sólo son afectadas por las actividades humanas, sino también son vulnerables al cambio climático, de ahí la necesidad de tomar medidas urgentes para protegerlas.
“Cuidar las cactáceas es proteger nuestro entorno, ya que ellas son reguladoras de los microclimas y de ecosistemas”, dijo el experto al hacer un llamado a las autoridades a aplicar de inmediato medidas y planes de manejo.
Actualmente, reiteró, no existe acción alguna para proteger a las cactáceas, de ahí que viera con buenos ojos la propuesta para declarar como Reserva de la Biosfera a dos mil 500 hectáreas de desierto semiárido de Zacatecas, que integra a seis municipios, aunque ésta no es exclusiva para los cactus.
La zona que se sugiere sea área natural protegida está integrada por los municipios de Concepción del Oro, Francisco R. Murguía, Mazapil, Melchor Ocampo, El Salvador y Villa de Cos, donde existe gran riqueza de cactus.