Con la mirada puesta en el norte para alcanzar el “sueño americano”, los cubanos varados en esta frontera con Nicaragua son tajantes y responden con un “no” rotundo cuando se les pregunta si en estos momentos retornarían a Cuba.
“¡Noooo!” es la expresión lanzada sin pensarlo apenas se les menciona sobre esa posibilidad, luego que desde el 15 de noviembre de 2015, Nicaragua les negó el paso por su territorio en su camino hacia Estados Unidos.
Ante ese bloqueo fronterizo, más de siete mil cubanos, entre ellos menores de edad y embarazadas, se replegaron a varias poblaciones fronterizas de Costa Rica –como La Cruz-, mientras otros están más al sur, en Panamá.
Aunque la mayoría de los entrevistados aduce motivos económicos como su principal razón para salir de Cuba, solo uno, Rubén Pérez –quien dice pertenecer a la Unión Patriótica de Cuba- argumentó cuestiones políticas al sentirse un perseguido.
“Salí de Cuba porque por más que tratas de superarte, nunca logras más nada, y siempre que obtienes algo, el gobierno se encarga de investigarte y siempre sales afectado”, dijo otro migrante, Antonio Alberto Pérez Herrera.
Para salir de Cuba, los isleños tienen varias alternativas, la más conocida hacia Quito –por distintos rumbos-, pero también salen hacia Guyana, hacia Haití o incluso Rusia.
Partir en botes artesanales con destino directo hacia Miami lo han descartado en parte por lo peligroso de la travesía y también por temor a que si los detecta la guardia costera estadunidense en alta mar, son regresados de inmediato a la isla.
El reciente éxodo masivo fue impulsado a raíz del restablecimiento de relaciones diplomáticas entre Cuba y Estados Unidos –con la apertura de embajadas en 2015, tras el rompimiento de 1961.
Los cubanos temen que con la normalización de los vínculos, Estados Unidos –como demanda Cuba- elimine los beneficios de la Ley de Ajuste Cubano, que permite a los isleños obtener la residencia en el país del norte, una vez pisen con sus propios medios tierra estadunidense.
Pérez Herrera, quien era músico en la isla, dijo que él era “feliz un 90 por ciento en Cuba, pero cuando tú te detienes en la vida y ves el futuro, te das cuenta que debes estar donde puedas lograr algo”.
“En Cuba se me iba ir la vida sin nada como se le ha ido a tantos otros; el cambio lo hemos esperado y no llega. Es una dictadura”, dijo Pérez Herrera.
Mientras, Pérez, de la Unión Patriótica, contó que desde hace siete meses anda por el mundo, desde que salió de Cuba hacia Guyana y tuvo que dedicarse a varios oficios para poder sufragar el viaje que hasta ahora le ha costado unos siete mil dólares.
Pérez señaló que ante la posibilidad de ser arrestado por sus ideas políticas, se vio obligado a vender su casa para tener dinero que le permitiera salir.
“Siempre van a seguir saliendo; si cierra Ecuador, van a salir por Guyana y si cierran Guyana irán por otro lado. Los cubanos estamos en cualquier rincón del mundo porque así nos han puesto los Castro”, acusó Pérez en referencia a Raúl y Fidel Castro.
“¡Nooooo!, primero muerto. A Cuba no regreso más, solo a buscar a mi familia, a mis hijos. Prefiero morir que regresar a Cuba”, aseguró Reinaldo Martínez, originario de Matanzas, quien se dedica a ayudar en una tienda para recibir alimentos o dinero.
La misma posición la expresa Yulién Travanca de La Habana, para quien en estos momentos de su vida “la meta es para arriba (Estados Unidos, nunca pa’trás”.
Unos 180 cubanos salieron el pasado 12 de enero pasado de Costa Rica a El Salvador vía aérea para seguir por tierra hacia Guatemala y México con el fin de pisar suelo estadunidense, en un plan cuyos resultados serán evaluados pronto por los gobiernos de la región.
Entre los cubanos reina el optimismo, pese al estrés que les causa la incertidumbre, tras el plan piloto de la semana pasada y esperan que sea replicado con ellos para llegar a cumplir su “sueño americano”.