Brasil desplegará en febrero próximo unos 220 mil militares para visitar todos los domicilios del país y combatir el virus del Zika, anunciaron autoridades de esta nación sudamericana.
El principal foco del virus se transmite por picadura de mosquito y amenaza con crear “una de las mayores crisis de salud pública” en Brasil.
El ministro de Salud, Marcelo Castro, se reunió la noche del lunes con la presidenta Dilma Rousseff y anunció que promoverá medidas de urgencia porque el “país está perdiendo” la batalla contra el Zika.
El virus provoca microcefalia –malformaciones en la forma del cráneo de menor tamaño al normal-, en neonatos, si durante el embarazo las madres son contagiadas.
La Organización Mundial de la Salud (OMS), que advirtió que el Zika se expandirá por todo el continente americano a excepción de Canadá y Chile, contradijo este martes las polémicas palabras del ministro brasileño.
“Creo que son algo fatalistas”, dijo hoy el portavoz de la OMS, Christian Lindmeier, en Ginebra.
Mientras países como Estados Unidos y Reino Unido alertaron a sus ciudadanas embarazadas de extremar las precauciones si viajan a la región sudamericana, sobre todo a Brasil, donde el número de casos se disparó en los últimos meses, este país trata de implementar medidas de urgencia contra el mosquito.
La batalla principal es contra el mosquito “Aedes aegypti”, el cual transmite el Zika, pero también es responsable de infectar con el dengue y con el chikungunya.
Algunos estados en Brasil implementaron un programa para liberar miles de mosquitos Aedes aegypti genéticamente modificados para que no puedan transmitir el virus.
Sin embargo, las críticas contra la gestión gubernamental han arreciado sobre todo porque 2015 fue un año histórico a nivel de infecciones y muertes por causa del propio dengue.
Más de 1.5 millones de brasileños fueron infectados con dengue en 2015 y 863 fallecieron, un récord histórico que supone un aumento de 180 por ciento respecto a 2014 en número de infectados, lo que suscita dudas acerca de la efectividad de las estrategias de combate.
El Ministerio de Salud brasileño advirtió que, a la espera de una vacuna que puede tardar entre tres y cinco años en el mejor de los casos, se deberá combatir el Zika limitando la acción del mosquito, “enemigo número uno” para la salud pública del país.
“Fuerzas armadas, policías militares, bomberos, agentes comunitarios, alcaldes, secretarios (…) todos están movilizados contra el enemigo número uno de Brasil hoy, que es el mosquito Aedes aegypti”, dijo el ministro Castro.
El gobierno planea distribuir repelentes contra mosquitos a 400 mil embarazadas brasileñas que reciben pensiones alimenticias por ingresos bajos, mientras se fumigan las instalaciones públicas –como el propio Sambódromo de Río de Janeiro o las áreas Olímpicas- para reducir contagios.