Bajo la premisa de que las antiguas culturas en México merecen más explicación sobre La Conquista para que las nuevas generaciones puedan encontrar nuevos derroteros identitarios, del 30 de marzo al 1 de abril se realizará el XII Seminario de Historiografía de Xalapa.
En esa idea coincide Guy Rozat, quien cumple cuatro décadas como profesor-investigador del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), quien propone repensar este momento y la destrucción del antiguo mundo mesoamericano mediante la construcción de una nueva historiografía dedicada a su estudio.
Para el director de “Graphen, Revista de Historiografía”, es un error plantear que los frailes cronistas del siglo XVI actuaron como primeros antropólogos, pues sus relatos, historias y textos no reflejan la realidad prehispánica y, por ende, no debieran ser utilizadas por los interesados en estos periodos como verdaderas enciclopedias objetivas, porque no lo son.
La conquista de México se realizó y desarrolló a la sombra de una larga Edad Media hispana, donde la realidad prehispánica nunca se reflejó como tal en los textos, crónicas e historias hispanas y novohispanas.
Lo que se manifestó fue una interpretación muchas veces recreada en Occidente, que integraba en sí, elementos de obras greco-romanas, de la patrística cristiana, de la obra medieval y revelaciones bíblicas, apunta el estudioso, quien pese a la contrariedad de su madre terminó estudiando una licenciatura en Letras en la Universidad de Poitiers.
Luego hizo la maestría y el doctorado en Sociología en la Université de Nanterre-París X.
Desde su formación heterodoxa, ya afincado en México y junto a otros profesores de Antropología Social como Ricardo Melgar y Rolando González, Rozat motivó el programa académico que dio origen a la carrera de Historia en la Escuela Nacional de Antropología e Historia del INAH.
En la cuenta atrás de lo que será el 500 aniversario de la conquista de México, el investigador del Centro INAH Veracruz cree más necesario que nunca aproximarse al hecho bajo un aparato crítico riguroso, en el sentido de que “esos aspectos del mito de la conquista, como el regreso de los dioses, está en los textos, pero en función de un escritor del siglo XVI, que es la escritura teológica de los franciscanos.
“No estoy diciendo que los informantes de Sahagún no lo fueron, son —como él dice— latinistas, ¿un indio que es latinista le va a decir al cura la verdad indígena?, es un indio latinizado, es un indio de papel. De ahí el título de uno de mis libros: Indios reales e indios imaginarios”.
Se construyó un imaginario para legitimar la conquista en términos teológicos y de la Hispania Victrix, de las armas españolas, porque España era el nuevo pueblo elegido. ¿Qué quiere decir emperador?, jefe de toda la cristiandad. Es el Papa el que confiere ese don, el emperador es el representante de Dios en la Tierra después de él. No es cualquier título.
En el Seminario de Historiografía de Xalapa, Repensar la Conquista, “no queremos negar los textos, sino releerlos en función de lo que se pensaba en esa época.
“¿Qué tiene esta gente en la cabeza cuando viene a América?, ¿cuál es su bagaje cultural?, ¿cómo se explica que 500 entren en un territorio que desconocen, que continúen la conquista pese a que vayan a morir de disentería, fiebre o sífilis?
Eso requería una gran seguridad detrás. Ellos se reconocían a sí mismos, vencedores, porque son portadores de Cristo, los representantes del único poder existente.
Lo interesante, dijo Guy Rozat es que ese relato de conquista que precede la conquista cristiana, preexiste siglos antes del descubrimiento de América. Es por eso que lo encontramos en los escritos de Bernardino de Sahagún. Los indios son vistos como los moros de la época, son figuras del discurso, no figuras de la realidad.
“Estamos hablando de tropos discursivos armados en el siglo XVI para dar cuenta de la victoria. Cuando Sahagún escribe el Libro XII de la Historia general de las cosas de Nueva España, la última versión es de 1570, ya se sabe que pasó. Un tercio o cuarta porción se murió no sólo por la violencia, sino por la pandemia. Todo este conjunto mítico son tropos que tenemos que rastrear en el imaginario occidental para ver cómo fue armándose ese discurso de legitimación”.
Desde el Seminario de Historiografía de Xalapa, organizado por la Facultad de Historia de la Universidad Veracruzana y la Revista Graphen, se intenta “reabrir la escritura de la historia en México”, porque al igual que la tierra, “la conquista es de quien la trabaja”, señala Rozat, en un comunicado.