Aunque solo cursa la secundaria, Ángel Mario Prado Moreno ya tiene firmes planes para su vida, pues tiene claro que aunque le apasiona la música, la cual practica desde los seis años, también desea desarrollarse en alguna carrera del área matemática, como la robótica o mecatrónica.
Ángel hoy es un virtuoso del violín, que se siente afortunado de contar con el apoyo de su familia para dar rienda suelta a sus talentos. Estudiar música podría parecer fácil, pero no lo es, dijo a Notimex en entrevista.
Recordó que siendo hijo de un padre actor y una madre bailarina, lo artístico lo trae en las venas, pero fue a los seis años, cuando una profesora lo escuchó tocar la flauta dulce y descubrió que la música podría ser algo importante en su vida.
Entonces estudiaba en el Colegio Madrid y por consejo de su profesora se propuso estudiar formalmente música en la Escuela Superior de la especialidad, donde inicialmente quería estudiar flauta transversa.
Pero al ingresar y descubrir el violín se dio cuenta de que prefería este instrumento, que hoy le ha empezado a dar grandes satisfacciones, una de ellas y que considera le será útil el resto de su vida es la disciplina.
Actualmente, dijo, estudia la secundaria y por las tardes y algunos fines de semana acude a la Escuela Superior de Música, además, en su casa práctica dos horas diarias su instrumento.
Por ahora, ha recibido clases de violín, solfeo, coro, cultura musical y posteriormente tomará armonía, incluso lenguaje italiano y ruso, para redondear su formación musical.
El virtuosismo que ha alcanzado en pocos años le ha permitido presentarse en el Auditorio Blas Galindo, el salón 222, y en coro en Bellas Artes, así como en el Auditorio Nacional.
Primero es un gran nerviosismo antes de salir a escena, pero luego, al ver al público, la emoción se apodera de él y le permite tocar con pasión, pues algo que ha aprendido es que la música, sobre todo la clásica, es un camino directo para expresarse.
“La música -consideró- no sólo es un bonito ritmo o sonido, sino también es sentimiento y emociones, el conocimiento que lleva el trayecto de la composición”.
Desde pequeño, recordó Ángel, escuchaba diferentes géneros de música, pero en la primaria la clásica le llamó especialmente la atención por las variaciones, así como los nombres técnicos de las piezas.
Estás características fueron una pieza fundamental que lo motivó a comprenderla y ser un profesional en la música, que podría parecer fácil pero no lo es, ya que dentro del estudio, “te encuentras con profesores que son estrictos u otros menos, que forman parte de un mundo más grande, que implica más responsabilidad”.
En la música existen diferentes áreas y aunque por ahora se encuentra enfocado en su instrumento, no descarta la posibilidad de, en un futuro, ser compositor y director de orquesta.
Sobre los personajes de la música a los que admira, mencionó al compositor Camille Saint-Saëns (1835-1921) del barroco, y al contemporáneo Arturo Márquez (1950).
Durante un recorrido por su habitación, comentó que su color favorito es el azul y que las actividades que ocupan su tiempo son: practicar, estudiar, descansar y leer.
En ese sentido, abundó, los géneros que más le gustan son la ficción, la fantasía y el misterio; a autores como John Ronald Reuel Tolkien (1892-1973), Joanne K. Rowling, y el trabajo del compositor de bandas sonoras Hans Zimmer.
Sobre su proyecto de vida, expuso que tiene pensado seguir estudiando en una vocacional algo relacionado con las matemáticas o ingeniería mecatrónica o robótica, contrastando su carrera de músico, ya que tiene un gusto amplio por otras disciplinas.
Finalmente, invitó a otros niños que quieran seguir el camino de la música, a que no desistan, pues es una experiencia gratificante. Remarcó que no es fácil pero con gusto y disciplina se puede lograr el éxito, lo cual los hará sentirse muy bien consigo mismos y los demás.
Y a los que no se dediquen a la música, los llamó a que aquello que elijan aporte algo a la comunidad o a sí mismos, que les permita una superación personal, dejando de lado la carga que implica la responsabilidad para convertirla en un gusto de por vida.