Las autoridades sanitarias de Burundi declararon una epidemia de malaria en el país, ya que en lo que va del año se han registrado más de 1.8 millones de casos de infecciones y arriba de 700 personas han muerto a causa de la enfermedad.
La ministra burundesa de Salud, doctora Josiane Nijimbere, aseguró que el país se enfrenta a una epidemia de malaria, que afecta principalmente a mujeres embarazadas y niños menores de cinco años, y es provocada por un parásito transmitido por la picadura de mosquitos.
Aunque se han reportado casos a través de todo el país, la región norte y noreste son las más “gravemente afectadas”, por lo que el gobierno afirma que necesita al menos 31 millones de dólares para frenar la enfermedad, de acuerdo con información del canal panafricano de noticias TVC News.
Nijimbere citó cifras de la Organización Mundial de la Salud (OMS) según las cuales del 1 de enero al 10 de marzo de este año, 1.8 millones de infecciones se registraron en Burundi, lo cual representa un incremento de 17 por ciento respecto al mismo periodo de 2016.
“Aproximadamente 700 muertes” se han registrado desde enero, agregó la ministra.
Se estima que en 2016 alrededor de 8.2 millones de personas fueron infectadas y tres mil murieron en la montañosa Burundi, que es hogar de alrededor de 11 millones de personas.
Funcionarios de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) y fuentes médicas señalan que las existencias de medicamentos contra la malaria en el país africano están casi agotadas.
La funcionaria atribuyó el incremento de los casos de la enfermedad al cambio climático, al aumento de las marismas (áreas húmedas para el cultivo de arroz) y al uso indebido de los mosquiteros por parte de la población.
Existe una fuerte asociación entre la malaria y las temperaturas cálidas, que han dado lugar a un aumento significativo de los casos de malaria debido a la propagación de mosquitos”, destacó.
Burundi ha sido sacudido por la violencia política desde 2015, tras la decisión del presidente burundés Pierre Nkurunziza de continuar a un tercer mandato, una crisis que condujo a un recorte de 54 por ciento al presupuesto de salud el año pasado, lo que ha mermado los esfuerzos para luchar contra la malaria.
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