Yihadistas del grupo Estado Islámico (EI) destruyeron un histórico templo de Baal Shamin de la antigua ciudad siria de Palmira, que data de hace más de dos mil años, denunciaron hoy autoridades sirias.
“El Estado Islámico ha volado el templo de Baal Shamin”, afirmó Maamoun Abdulkarim, responsable de la Dirección General de Antigüedades y Museos de Siria, según reporte del canal de televisión satélital Al Yazira.
Abdulkarim indicó que el templo fue destruido la tarde del domingo por yihadistas (combatientes islámicos) con una gran cantidad de explosivos, que causaron graves daños a la antigua construcción, edificado en el año 17 D.C. (Después de Cristo) y remodelada bajo el reinado del emperador romano Adriano en el año 130 D.C.
El templo de Baal Shamin es uno de los sitios más importantes en Palmira, la antigua ciudad siria conocida como la “Perla del Desierto”, ubicada a unos 210 kilómetros al noreste de Damasco y declarada Patrimonio Mundial de la Humanidad en 1980 por la UNESCO.
La ciudad de Palmira, descrita por las Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO), como un sitio de “valor universal excepcional”, cayó en manos de EI en mayo pasado y desde entonces existía el temor de que fuera destruida.
“Nuestras predicciones más oscuros están llevando a cabo por desgracia”, indicó Abdulkarim, en referencia al temor de que el EI destruyera las ruinas de la antigua Palmira, ante su amenaza de liberar el territorio que controla en Siria e Irak de los “símbolos de idolatría”.
El opositor Observatorio Sirio para los Derechos Humanos (OSDH), encargado de monitorear el conflicto en Siria, confirmó la destrucción de templo, aunque sus activistas aseguraron que el incidente ocurrió hace un mes.
La destrucción del templo de Baal Shamin se da a conocer cinco días después de que el EI ejecutó al responsable de la Dirección General de Antigüedades y Museos en Palmira, Jaled al Asaad, por considerarlo el “director de los ídolos” en la localidad.
El arqueólogo fue decapitado en público y su cadáver colgado, después de que el grupo extremista los acusó de representar al régimen del presidente sirio Bashar al Assad en conferencias internacionales sobre antigüedades, las cuales calificó como “congresos apóstatas”.