El mexicano Agustín Sergio De León Garza fue sentenciado en Texas a cadena perpetua, sin libertad condición, tras ser declarado culpable de participar desde Estados Unidos en el secuestro de un empresario en México en diciembre de 2013.
La Oficina del Procurador Federal para el Oeste de Texas informó que el juez de distrito, Royce Lamberth, impuso la víspera a De León Garza la máxima sentencia posible por los delitos de los que fue declarado culpable en enero pasado.
El juez también le ordenó pagar 72 mil 800 dólares en restitución a las víctimas.
Un jurado federal encontró a De León Garza, de 37 años, culpable de siete cargos: conspiración para secuestrar, complicidad en el secuestro, dos por recepción de dinero del rescate, uno por comunicación interestatal para solicitar rescate, otro por conspiración para cometer lavado de dinero y complicidad en el lavado de dinero.
La Oficina del Procurador Federal informó que las pruebas presentadas durante el juicio revelaron que el 27 de diciembre de 2013, el empresario Jorge Luis Martín Cantú Cavazos fue secuestrado por varios hombres en su residencia en Monterrey, en el estado mexicano de Nuevo León.
Mientras Cantú Cavazos estaba bajo la custodia de sus secuestradores en México, De León Garza hizo varias llamadas telefónicas desde el condado de Bexar, en Texas, a la familia de la víctima para negociar el rescate.
En cada llamada, De León Garza utilizó una aplicación de móvil para disfrazar su voz y su ubicación. Cantú Cavazos fue puesto en libertad el 29 de enero de 2014, tras el pago de un rescate 75 mil dólares.
La Oficina del Procurador Federal señaló que De León Garza dejó una gran cantidad de evidencia detrás, que fue recuperada por agentes de la Oficina Federal de Investigación (FBI) después de buscar en sus vehículos y dentro de su residencia en San Antonio.
La evidencia recabada incluía dos teléfonos iPhone de De León Garza que contenían una aplicación de software que altera la voz, números de teléfono de los sospechosos de secuestro y los registros que muestran las llamadas a los sospechosos durante el tiempo que se efectuaban las negociaciones para pedir el rescate del empresario.