México es un país de alta actividad sísmica, pues tan sólo en la última semana se registraron 166 sismos de diferentes intensidades (desde 2.7 hasta 5.6 grados), mientras que en 2014 se reportaron siete mil 588 movimientos (unos de hasta 7.2 grados), y a pesar de ello, sus habitantes siguen sin asegurarse ni proteger su patrimonio.
Hasta ahora, el terremoto de 1985 es el evento que mayores costos generó al sector asegurador, con un monto que llegaría a 45 mil 500 millones de dólares, con la cifra actualizada que incorpora la inflación de los últimos años.
A pesar de la fuerte experiencia, datos de la industria aseguradora indican que sólo 5.0 por ciento de las casas en el país está protegida contra daños generados por un sismo, y menos de 10 por ciento de la población cuenta con un seguro de vida.
Lo anterior, explicó, se debe a que los sismos de los últimos años generaron pocas afectaciones si se compara con fenómenos hidrometeorológicos, sobre todo huracanes, aunado a la falta de educación financiera y poca accesibilidad de este tipo de productos.
Datos de la Asociación Mexicana de Instituciones de Seguros (AMIS) indican que el terremoto de 1985 tuvo un costo aproximado para el sector de unos 400 millones de dólares.
Sin embargo, si dicho monto se inflacionaria con el Índice Nacional de Precios al Consumidor (INPC), es decir, si se trae a valor presente, el monto ascendería a 45 mil millones de dólares, lo que sería una catástrofe.
A este le seguirían eventos hidrometeorológicos como el huracán Wilma de 2005, con dos mil 536 millones de dólares; el Odile de 2014, con alrededor de mil 700 millones de dólares, y el Gilberto de 1988, con mil 485 millones de dólares.
Sin embargo, en temas de sismo, el sector asegurador tiene pocas pérdidas, pues después del Terremoto que sacudió a la Ciudad de México hace 30 años, se tiene registrado el sismo de Mexicalli en 2010, con 252 millones de dólares y el temblor de Colima en 2003, con 59 millones de dólares.
Lo anterior, se debe a que si bien México tiene una alta frecuencia de sismos, los recientes movimientos de gran magnitud que se registraron no generaron daños a los bienes inmuebles o provocaron decesos significativos.
Además, las principales afectaciones suceden generalmente en zonas de alto riesgo o entre comunidades de bajos recursos que no cuentan con un seguro.
De acuerdo con el Servicio Sismológico Nacional, todos los días se tienen movimientos telúricos en el país, de niveles de tres, cuatro o cinco grados, que ya son imperceptibles para la mayoría de los mexicanos, lo cual también es uno de los motivos del bajo aseguramiento.
El reciente sismo fuerte se reportó el 13 de septiembre pasado en el Golfo de California, de magnitud de 6.7 grados, el cual fue percibido en los estados de Sinaloa y Baja California.
Antes de ese, se reportó un sismo de 6.9 grados en el suroeste de Tapachula, Chiapas, el 7 de julio de 2014, y otro de 7.2 grados el 18 de abril de ese mismo año, así como el movimiento de 7.3 grados del 7 de noviembre de 2011 que se originó en el suroeste de Ciudad Hidalgo, Chiapas.
El responsable de Suscripción de Daños de Axa Seguros, Arturo González Briseño, dijo que en 1985, sólo 3.0 por ciento de las casas contaban con un seguro contra catástrofes naturales, tres décadas después, este porcentaje solo creció 5.0 por ciento.
En la actualidad solo tres de cada 100 viviendas en el país están protegidas con un seguro contra sismos; de éstas, 25 por ciento corresponde a un seguro que ampara únicamente la deuda hipotecaria que se tiene al momento de adquirir dicho inmueble.
Explicó que hace 30 años existían un millón 750 mil casas en el Distrito Federal, y de acuerdo con estadísticas de la aseguradora, 4.0 por ciento de estas viviendas registró algún daño.
Hoy esa cifra se elevó de forma considerable, pues tan sólo en la Ciudad de México existen 2.5 millones de casas habitación y únicamente 150 mil cuentan con un seguro.
Entre los motivos que tienen los mexicanos para no asegurarse son que el seguro de casa es caro; la gente piensa que “a mí no me va a pasar nada” o “en donde yo vivo no pasa nada, sólo le pasa a la gente de bajos recursos”, y por último, la falta de recursos, explicó el directivo.
“Estas son las principales situaciones a las cuales nos estamos enfrentando como sector asegurador, y en lo que tenemos que trabajar en el día a día para compartir en la sociedad y decirles que pasaron 30 años de un evento muy importante y no estamos exentos a que pueda repetirse esta situación”, advirtió.
Destacó que contrario a lo que se cree, un seguro para casas habitación puede costar menos que una cobertura para automóvil.
Ejemplificó que para un departamento con un valor de 1.5 millones de pesos, ubicado en el sur de la Ciudad (zona volcánica), un seguro que cubre tanto la construcción como los contenidos (por una suma de hasta 100 mil pesos) costaría alrededor de cinco mil pesos.
Ese mismo inmueble pero localizado en la colonia Roma, en la delegación Cuauhtémoc, el seguro costaría unos 13 mil pesos al año, que cubriría 1.5 millones de pesos y la suma de los contenidos (todo lo que hay dentro de la casa), y la diferencia radica en la ubicación por el tipo de suelo.