Robos, atracos, arrebatones y asesinatos se cometen diariamente en Venezuela mediante el uso de la motocicleta, un vehículo que se ha convertido en sinónimo de delito y en una calamidad pública para los ciudadanos.
“Sólo en el año 2014, unos 150 jóvenes fueron asesinados por resistirse a entregar su moto a bandas delictiva especializadas en el robo de estos vehículos”, precisó Ramón Matute, ex Jefe de Capturas de la extinta Policía Técnica Judicial (PTJ).
En conversación con Notimex, Matute dijo que en la comisión de los delitos anteriormente mencionados siempre aparece involucrada una moto, la cual bandas delictivas organizadas convirtieron en un medio rápido, eficaz y seguro para abandonar la escena del crimen.
“En Venezuela extrañamente se eliminó el patrullaje policial, así como los módulos o alcabalas policiales, lo que facilita aún más la acción de los delincuentes. Cuando los uniformados al fin llegan al sitio donde se cometió el hecho es poco lo que pueden hacer”, fustigó.
Matute precisó que las bandas de delincuentes motorizados utilizan a gente provista de un arma de fuego con la que atemorizan y agreden a sus víctimas y aunque la ley de tránsito terrestre lo prohíbe expresamente, usan cascos integrales para no ser reconocidos.
“Lo más grave es que estos delincuentes actúan a sus anchas y circulan libremente, pues el cuerpo de vigilantes de tránsito fue eliminado y la Policía Nacional Bolivariana (PNB) no pareciera tener entre sus funciones el control y vigilancia del tránsito en Caracas”. dijo.
Matute explicó que los homicidios y robos son cometidos especialmente en horas nocturnas, debido a que en Venezuela, a diferencia de otros países sudamericanos, a los motociclistas se les permite circular libremente tanto de día como de noche, sin restricción alguna.
“El problema se ha magnificado debido a las masivas importaciones de motos por parte del gobierno nacional y de empresas particulares, las cuales han saturado al mercado y mantienen la ciudad colapsada y al borde de la esquizofrenia”, afirmó Matute.
“Esas motos, de fabricación china, no tienen repuestos en Venezuela, por lo que el robo de las mismas, para ser ‘picadas’ (despojadas de sus piezas), se ha extendido por todo el país, con su secuela de jóvenes muertos y lesionados”, insistió el exfuncionario policial.
Subrayó que la excesiva importación de motocicletas por parte del gobierno venezolano se desencadenó a raíz de los convenios petroleros suscritos con los asiáticos, “los cuales deben ser revisados, ya que en Caracas no cabe una moto más”.