Los colombianos deben hacer un debate sereno e informado sobre el acuerdo de justicia transicional entre el gobierno del presidente Juan Manuel Santos y las guerrillas de las FARC, propuso hoy el editorial del diario El Tiempo.
El acuerdo sobre justicia transicional es solo “el marco de lo pactado en dicho campo. Como lo han expresado varias veces los negociadores del Gobierno, en particular Sergio Jaramillo, el texto final del documento no está disponible, en la medida en que restan detalles por afinar”.
El editorial sostuvo que “han surgido lecturas e interpretaciones, provenientes de distintas orillas, con aseveraciones de notable contundencia, así como un análisis casuístico tan severo que cualquier observador desprevenido creería que son producto de una juiciosa lectura de la totalidad del acuerdo”.
Consideró como “oportuno retomar y reforzar el llamado que hicimos desde estos mismos renglones el pasado domingo, invitando a una discusión informada y ceñida a la ética sobre este avance del proceso”.
“Y si reiteramos la importancia de la sindéresis y la mesura, es porque obrar en sentido contrario puede exacerbar innecesariamente actitudes hostiles, todavía en capacidad de constituirse en palo en la rueda para el buen avance de los diálogos”, señaló.
Insistió que “muchas de ellas con un contenido de excesiva beligerancia, pugnacidad y voluntad expresa de polarizar, que desentona en un contexto cuyo denominador común es, cada vez más, el propósito de lograr la reconciliación”.
“Subsisten en el debate público muchos vacíos por llenar y solo puede calificarse de irresponsable intentar colmarlos con interpretaciones a la ligera y con cierto sesgo, como las que ya han aflorado”, manifestó.
Planteó que lo “que procede es aguardar al momento en el que se tenga acceso a los detalles, tal y como ya ha ocurrido con los acuerdos anteriores”.
Recalcó la “responsabilidad que recae sobre los orientadores de la opinión para darle altura a un debate que promete ser intenso y que es, desde luego, necesario que tenga lugar. Más, aún, fundamental en aras de la legitimidad de la que debe gozar el acuerdo final”.
“No se trata, ni mucho menos, de aspirar, por más noble que sea el anhelo de poner fin a un conflicto de cinco décadas, a que exista una postura unánime en la sociedad. Más bien, de reconocer y estimular aquellas posiciones críticas o no, pero, ante todo, que se fundamenten en información veraz”, puntualizó.