La violencia y la inseguridad fueron los principales factores que afectaron la competitividad de cinco zonas urbanas en el estado de Guanajuato, las cuales mostraron un retroceso respecto al año anterior.
Así lo refleja el Índice de Competitividad Urbana (ICU) 2021 elaborado anualmente por el Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO), con base en cifras oficiales correspondientes la mayoría a 2020.
En esta ocasión fueron estudiadas 69 zonas urbanas de todo el país. En el caso de Guanajuato fueron cinco: León, que agrupa también a Silao; Irapuato, la región de Celaya, Comonfort, Cortazar y Villagrán; Salamanca, así como Purísima del Rincón y San Francisco del Rincón.
Entre las 15 ciudades con más de un millón de habitantes, León se ubicó en el lugar 14 al retroceder tres lugares, teniendo una competitividad media alta, según el IMCO.
En el rubro de seguridad, en tres de los cinco indicadores, León aparece con competitividad media baja. Estos son tasa de homicidios e incidencia delictiva por cada 100 mil habitantes, y percepción de inseguridad.
Sin embargo, de los 69 indicadores que conforman el estudio, los más críticos para esta ciudad son el de mujeres que estudian, donde aparece en el lugar 67 de las 69 ciudades analizadas, y también el de promedio de escolaridad, en el que se sitúa en el lugar 58 con una media de 9.3 años. Ambos indicadores dan una competitividad muy baja, sostiene el IMCO.
Por su parte, la región de Celaya bajó cinco lugares y se ubicó en la posición 23 entre las 25 ciudades que tienen entre 500 mil y 1 millón de habitantes; colocándose en el grupo de baja competitividad.
Específicamente en el conjunto de indicadores relacionados con la seguridad, apareció en el último lugar, derivado, por ejemplo, de que registró la tercera tasa de homicidios más alta entre las ciudades estudiadas, con 140.1 casos por cada 100 mil habitantes.
También tiene un desempeño de baja competitividad en indicadores como robo de vehículos, percepción de seguridad e incidencia delictiva, informó la directora del IMCO, Valeria Moy.
“El tema que sin duda me parece más preocupante en el caso de León es la tasa de homicidios que se incrementó 32 por ciento, esto deteriora el indicador de forma muy importante. Y en Celaya desafortunadamente pasa un poco lo mismo, pasó de la posición 18 al 23, una caída de 5 lugares, una caída importante provocada porque la brecha salarial empeoró, se hizo más amplia, y el dato que me parece escandaloso es la tasa de homicidios en Celaya se incrementó 152 por ciento, lo que lo ubicó con muy baja competitividad en el indicador de estado de derecho”, dijo.
En las ciudades de medio a un millón de habitantes, Irapuato se situó en el lugar 19 de 25, con una competitividad media baja, y al igual que en el caso de Celaya, sus peores métricas se dieron en aquellas relacionadas con la seguridad, donde se ubicó en el penúltimo lugar.
En la tasa de homicidios y delitos por cada 100 mil habitantes aparece con baja competitividad, misma situación que ocurre en la percepción de inseguridad.
Donde aparece con buena competitividad es en el robo de vehículos, donde tiene la novena menor tasa entre las 69 zonas urbanas que integra el Índice.
En tanto, Salamanca también salió muy mal parado en el estudio del IMCO. Cayó dos posiciones y se colocó en el último lugar en el ranking de competitividad entre las 21 ciudades cuya población ronda entre los 250 mil y 500 mil habitantes.
De las 69 ciudades abarcadas en el Índice de Competitividad Urbana 2021, es la que tuvo la mayor tasa de homicidios (149 por cada 100 mil habitantes), además de ser la segunda con el menor promedio de escolaridad, con una media de apenas siete años de estudio.
Finalmente, la quinta región guanajuatense analizada por el IMCO fue la de San Francisco del Rincón y Purísima del Rincón, que entre las ciudades con menos de 250 mil habitantes, apareció en el último sitio con una competitividad muy baja.
Esto se debe, principalmente, a la alta percepción de inseguridad y la reducción de la población con acceso a servicios de salud, así como la baja tasa de camas hospitalarias y personal médico por cada 10 mil habitantes.