Dos mezquitas sunnitas de la región de Hilla, al sur de esta capital, fueron atacadas en aparente represalia a la reciente ejecución del clérigo chiíta Nimr Baqer al Nimr en Arabia Saudita por supuestos actos terroristas.
Los ataques se registraron durante la madrugada de este lunes y la noche del domingo en las mezquitas de Ammar bin Yasir en la periferia norte de Hilla, a unos 100 kilómetros al sur de Bagdad, y de Al Fath al Mubeen, ubicada en el centro.
Un miembro del Consejo provincial informó que la cúpula de la mezquita de Ammar bin Yasir fue destruida por el ataque que sufrió a manos de desconocidos, y que un guardia de seguridad había sido asesinado al interior del recinto.
En tanto la mezquita sunnita de Al Fath al Mubeen sufrió graves daños en la puerta principal, los muros y en algunas ventanas.
El Ministerio iraquí del Interior confirmó los ataques contra las dos mezquitas, aunque dijo que por ahora no cuenta con información sobre la muerte de alguna persona relacionada con esos hechos, que fueron condenados por el primer ministro iraquí Haider al Abadi.
En un mensaje difundido en Twitter, Al Abadi condenó los ataques contra los dos templos religiosos sunnitas en Hilla, cuya responsabilidad atribuyó al grupo extremista Estado Islámico (EI), que opera en Irak y la vecina Siria.
“Los ataques son similares a los del Daesh”, destacó el jefe de gobierno iraquí usando el acrónimo en árabe del grupo islamista radical, que se ha apoderado de amplias zonas de las ciudades iraquíes de Mosul y Fallujah, entre otras.
El primer ministro dijo haber exigido a las autoridades locales dar con los responsables de estas agresiones “que buscan sembrar la sedición y socavar la unidad nacional” en el país, según un reporte de la cadena árabe Al Arabiya.
Irak vive desde hace más de un año un enfrentamiento sectario, principalmente por las diferencias entre la minoría sunnita y la mayoría chiíta, que fue reavivado después de la invasión liderada por Estados Unidos en 2003.
Los ataques fueron vinculados a la muerte del jeque Nimr Baqer al Nimr, uno de los líderes de la Primavera Árabe de 2011 en Arabia Saudita, ejecutado por las autoridades sauditas el sábado pasado, junto con otros 46 acusados de cargos de terrorismo y conspiración.
La ejecución del clérigo Al Nimr desató la ira de la comunidad chiíta en Líbano, Irak, Yemen y sobre todo en Irán, el enemigo declarado de Arabia Saudita, que la víspera anunció la ruptura de sus relaciones diplomáticas con Teherán por las críticas y los ataques a su embajada.
Durante la madrugada del domingo, decenas de manifestantes lanzaron piedras y bombas molotov contra la embajada saudita en Teherán, lo que originó un incendio en una parte del edificio diplomático.
Ante estos actos de violencia, Arabia Saudita convocó al embajador de Irán en Riad para responder a lo que describió como reacción “hostil” a la ejecución de Al Nimr y de otros 46 convictos, aunque finalmente rompió toda relación diplomática.
Las protestas se extendieron a Bahrein, donde la policía lanzó gases lacrimógenos contra varias decenas de personas que se manifestaban contra la ejecución del clérigo chiíta, y en esta capital, donde siguen hasta este lunes, según reportes del sitio Iraqi News.com.
Cientos de personas se manifestaron esta mañana cerca de la embajada de Arabia Saudita en el centro de Bagdad en contra de la ejecución de Al Nimr, lanzando consignas contra las autoridades sauditas y quemando fotos del rey Salman bin Abdul Aziz.
De acuerdo con el reporte informativo, los manifestantes intentaron asaltar la embajada de Arabia Saudita en Bagdad, aunque las fuerzas de seguridad lograron impedirlo.