Atendiendo al desarrollo y eventualidad de los acontecimientos con la propagación del coronavirus a nivel mundial, pero especialmente a nivel local y haciendo nuestras las recomendaciones de las autoridades sanitarias, de poner en practica “la distancia social”, es decir, reducir el contacto personal y evitar las aglomeraciones, el Arzobispo de León tomó medidas estrictas. A continuación el comunicado íntegro:
- A partir del 23 de marzo y hasta que pase la contingencia sanitaria y se den nuevas indicaciones, se suprimen las celebraciones públicas con fieles en la Santa Misa, tanto dominicales como diarias; solo serán transmitidas en la medida de lo posible por los medios digitales en web: www.arquileon.org.mx, en Facebook: @ArchidiocesisLeon, @semanario.gaudium, y @LaRadioCatolica.
- Los sacerdotes no dejan de celebrar de forma privada la Santa Misa.
- Se suprime la celebración de los demás Sacramentos: bautismos, confirmaciones; respecto a las celebraciones de matrimonios, misas exequiales, XV años, etc., invitar a los interesados a aplazar la fecha de la celebración en un ambiente de diálogo, y si se llegara a realizar la celebración del sacramento, los exhorto a que sea con un mínimo de personas.
- Invito a que las iglesias y templos de las sedes parroquiales permanezcan abiertos para la oración personal y la visita al Santísimo Sacramento de la Eucaristía.
- No están permitidas las reuniones de ningún tipo en las Parroquias y Centros Pastorales.
- Están suspendidas las procesiones, los Víacrucis, fiestas patronales y cualquier otra forma de religiosidad popular pública, incluidos los oficios de Semana Santa.
La salud y el bien común es lo primero y es responsabilidad de todos. Aunque esto ya lo había escrito en un comunicado anterior, es bueno recordar tres acciones fundamentales:
- Es la hora de la fe y de la oración confiada en Dios, Nuestro Señor, colmados de esperanza y caridad. Dios no abandona a sus hijos. Él ha estado con su pueblo en muchas circunstancias de esta naturaleza. Nuestra Madre Santísima de la Luz está con nosotros, sentimos su amor y protección.
- Observar las medidas e instrucciones que oportunamente están difundiendo las autoridades sanitarias y el gobierno para mantener la calma, informarse de las medidas que se nos ofrecen en la pagina: www.coronavirus.guanajuato.gob.mx
- Ser caritativos y solidarios en las Parroquias, en los barrios y en las comunidades.
- No nos olvidemos de los otros, ni dejemos de cumplir nuestro deber de auxiliar a las víctimas de la pandemia y a sus familias.
- Quedarse en casa y solo salir a trabajar o comprar víveres o buscar atención médica.
- Tocar las campanas de los Templos a las 12:00 del mediodía y a las 6:00 de la tarde para invitar a los fieles a la oración.
- Promover con más entusiasmo el rezo del Santo Rosario.
- Invitar a los fieles al ayuno y a la penitencia, a la oración y a la caridad.
Particularmente exhorto a los sacerdotes a que seamos responsables y solidarios, que los fieles no se sientan solos. Es la hora de la fe y de la oración confiada en Dios. Pero también es ocasión para desarrollar un celo pastoral inteligente y creativo, por ejemplo, utilizar los medios digitales.
Convoco a todos los católicos a tener muy en cuenta las necesidades de todos los enfermos, así como, de los médicos, las enfermeras, los asistentes médicos y de todos aquellos que trabajan por cuidar nuestra salud y combatir el virus. También debemos recordar a quienes están viendo alterada su vida de muchas maneras, sobre todo quienes por el momento, ven perdidos sus ingresos por quedarse sin trabajo.
No olvidemos también a quienes proporcionan el trabajo y otros medios de sustento económico que sufren este difícil momento en sus industrias.
A todos los que sufren o posiblemente sufrirán, debemos transmitirles un mensaje de esperanza: “Que hay una luz en estos tiempos oscuros y enviemos señales de que no están abandonados”. Todos estamos llamados a consolar a los afligidos, a calmar a los que tienen miedo. Desarrollemos un sentido de solidaridad entre todos.
La crisis exige también solidaridad afectiva y efectiva hacia los más necesitados, sin distinción de personas. Por eso exhorto a todas las parroquias, comunidades y grupos a expresar la caridad con hechos. La Iglesia tiene un papel muy importante cuando se trata de promover la fraternidad humanitaria en la Sociedad.
Queridos hermanos necesitamos un esfuerzo común, integral, transparente y organizado para combatir esta enfermedad. Todos necesitamos consuelo y sanación y la Arquidiócesis está para eso. Demos una respuesta de fe, esperanza y solidaridad.
Sería muy triste y reprochable que algunos se sirvieran de estas circunstancias para otros fines egoístas o que alguien escondiera lo necesario para venderlo más caro. Esto clamaría ante Dios.
Que nuestra respuesta sea fraternal y cristiana.
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