El primer debate presidencial entre los candidatos presidenciales Hillary Clinton y Donald Trump, que se prevé sea el más visto en la historia de Estados Unidos, arrancó este lunes en medio de una enorme expectativa.
Ante unos 100 millones de estadunidenses que sintonizaron alguno de los numerosos canales de televisión e internet donde el debate es transmitido, Clinton comenzó por delinear la importancia de impulsar una economía que trabaje para el ciudadano común.
“Necesitamos tener una economía que funcione para toda la gente más que para las personas que estén en la cima”, expresó la candidata demócrata en la sesión inicial del debate.
Por su parte, Trump mencionó en los primeros 15 minutos del debate en varias ocasiones a México, como si este país fuera una amenaza comercial para Estados Unidos, así como el supuesto desafío que representaría China.
“Nuestros trabajos están yéndose del país. Se están yendo a México. Ve lo que está haciendo China, están usando al país como una alcancía para reconstruir China”, afirmó el republicano.
De acuerdo con cálculos difundidos este lunes, este debate podría superar el número de personas que presenciaron el debate entre Ronald Reagan y Jimmy Carter, que en 1980 congregó a 80 millones de espectadores.
El debate de este lunes genera enormes expectativas porque enfrenta a dos políticos con estilos diametralmente diferentes.
Clinton es una experimentada funcionaria pública, que puede dar la apariencia de frialdad, en tanto que Trump es un empresario con experiencia en el mundo del espectáculo y que sabe cómo atraer el interés de la opinión pública.
El encuentro fue precedido por encuestas que apuntan a que ambos candidatos se encuentran prácticamente empatados en las preferencias de voto de los estadunidenses.
Una encuesta difundida este lunes por la agencia de información financiera Bloomberg daba a Trump una ventaja de dos puntos porcentuales, mientras que un sondeo de la Universidad de Quinnipiac concluyó que la carrera era demasiado cerrada como para declarar a un ganador.
Antes del debate, en las instalaciones de la Universidad de Hofstra, en una zona conurbada de la ciudad de Nueva York, un centenar de estudiantes protestaron en silencio como parte del movimiento civil Black Lives Matter (Las vidas negras importan), que critica la brutalidad policial contra los afroamericanos.
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