Alrededor de 1.3 millones de fieles católicos abarrotaron hoy las calles aledañas a la Casa Blanca para ver al Papa Francisco hacer un recorrido en el papamóvil, tras su reunión con el presidente Barack Obama.
Miles de personas acamparon en los alrededores del Parque de la Elipse para apartar un lugar que les permitiera ver de cerca al jefe de la Iglesia católica desde la noche del martes.
Las autoridades permitieron la entrada a la zona acordonada a partir de las 05:00 horas locales de este miércoles, luego de una escrupulosa revisión por razones de seguridad.
Agentes de seguridad incautaron en los puntos de seguridad todo tipo de alimentos, bebidas, dispositivos largos para tomar fotografías con celulares y cualquier objeto punzocortante.
“Tenemos más de 24 horas sin comer, no hemos dormido nada desde las cinco de la mañana de ayer, pero nosotras fuimos las primeras en entrar”, dijo a Notimex María Cruz Ramírez de Phoenix, Arizona.
Cruz, la boliviana Ingrid Vaca de Virginia y María Lira de Houston, Texas, forman parte del grupo de 100 mujeres que caminaron la víspera 100 millas para pedir el apoyo del Papa Francisco a fin de lograr la liberación de los inmigrantes en proceso de deportación que se encuentran en los centros de detención.
“Pero estamos felices de poder ver a Francisco y ojalá que nos de su bendición”, remarcó Vaca, quien dijo que seguirá al Papa en todos sus eventos públicos en la capital estadunidense.
Durante la espera los fieles de todas las razas y grupos étnico cantaron himnos religiosos y corearon consignas a favor del llamado Papa del Pueblo.
Algunos incidentes por mantener un lugar al frente de la vallas se registraron entre el público, sin embargo los agentes de todas las dependencias de seguridad y del ejército controlaron la situación.
La multitud vitoreó al pontífice en su recorrido hasta la catedral de San Mateo Apóstol donde el jefe de la Iglesia católica ofreció un mensaje y compartió la oración del mediodía con 300 obispos estadunidenses.
Por la mañana el Papa pronunció un discurso en el jardín sur de la Casa Blanca en el que dijo que los católicos en Estados unidos buscan construir una sociedad incluyente, tolerante que salvaguarde los derechos de las personas y comunidades y en la que se rechacen todas las formas de discriminación.