El Consejo de Seguridad de la ONU condenó enérgicamente el lanzamiento de un cohete de largo alcance por parte de Corea del Norte y anunció que aprobará sanciones “en respuesta a estas peligrosas y graves violaciones”.
Por lo pronto, Seúl anunció hace unos días el cierre temporal del polígono de Kaesong, que es una zona industrial de empresas surcoreanas en Corea del Norte.
Esta zona era la última iniciativa que ambos países tenían en funcionamiento por los acuerdos alcanzados a finales de la década de los 90 y principios de este siglo.
El cierre se llevará a cabo, según lo anunciado por el gobierno surcoreano. Para Corea del Sur, sus vecinos del norte están destinando los ingresos obtenidos de la zona industrial hacia su programa nuclear y de misiles de largo alcance.
“No vamos a conseguir detener esos programas si respondemos como de costumbre”, señaló el ministro de Unificación surcoreano, Hong Yong-pyo, en rueda de prensa.
Hoy en día, el complejo industrial de Kaesong está conformado por 124 empresas surcoreanas que emplean a 54 mil 700 trabajadores del Norte. El ministro Hong ha expresado que en 2015 esta zona fabril logró ingresos para Pyongyang de más de 90 millones de dólares.
A ese respecto, Hong expresó que el salario medio norcoreano es de 25 a 30 dólares mensuales; pero los trabajadores del parque industrial han tenido un provechoso aumento que ha superado los 150 dólares.
Agregó que comparativamente el salario medio de un empleado industrial en Corea del Sur es de dos mil 900 dólares aproximadamente.
Pero el cierre también representa un golpe para las empresas surcoreanas establecidas en la zona de Kaesong y que pueden fabricar sus productos con costos salariales muy inferiores a los del sur de la frontera.
Aproximadamente unos 800 surcoreanos trabajaban en ese complejo en puestos administrativos; al ser expulsados por Corea del Norte, regresaron a su país bajo fuertes medidas de seguridad.
Al cerrar Kaesong, Seúl ha acabado con el “último” vínculo entre el Norte y el Sur, lo que constituye una “peligrosa declaración de guerra”, según comunicado del órgano norcoreano “Comité para la Reunificación Pacífica de Corea”. El Comité agregó que cerrará Kaesong y lo convertirá en zona militar.
También anunció el fin de todas las comunicaciones militares con Corea del Sur y el cierre de un túnel que conecta los dos países a través del pueblo fronterizo de Panmunjom.
Los surcoreanos recibieron la orden de abandonar Kaesong y sólo pudieron recoger sus enseres personales.
El cierre de Kaesong no es la única medida adoptada por Seúl tras el lanzamiento del cohete espacial que, entre comillas, se sospecha que forma parte del programa de desarrollo de misiles balísticos norcoreanos.
Ese mismo día, Seúl anunció que redoblaría la emisión de propaganda a través de altavoces hacia el otro lado de la frontera, una práctica que Pyongyang encuentra especialmente irritante.
También aseguró que la nueva edición de las maniobras militares conjuntas que desarrolla anualmente con Estados Unidos serán “más avanzadas y mayores” que nunca.
Otro vecino de Corea del Norte y aliado de Estados Unidos, Japón, ha anunciado también la imposición de nuevas sanciones contra el régimen que encabeza Kim Jong-Un.
Entre las nuevas medidas, se restringirá la cantidad de dinero que los visitantes procedentes de Japón puedan llevar a Corea del Norte. Los ciudadanos norcoreanos tendrán prohibida la entrada a Japón y los barcos norcoreanos tampoco podrán atracar en esos puertos.
El subsecretario de Estado estadunidense para Asia, Daniel Russel, estimó que la decisión de Seúl era un “indicador incontestable de la gravedad con la que observan las provocaciones” norcoreanas.
Russel urgió a trabajar todavía más para convencer a los dirigentes norcoreanos de que “no podrán entrar en el sistema económico internacional (…) mientras Corea del Norte continúe con sus programas nucleares y balísticos”.
El Senado de Estados Unidos adoptó la semana anterior, por unanimidad, una ley que hace obligatorias las sanciones existentes contra toda persona o empresa que ayude al régimen de Pyongyang, especialmente en lo que refiere a adquirir materiales para fabricar armas de destrucción masiva.