Excavaciones realizadas por el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) en la región de Cedral, San Luis Potosí, permitió la recolección de restos petrificados de caracoles que revelan la riqueza paleontológica de la zona.
De acuerdo con un comunicado, la exploración realizada en 2016 permitió la recuperación de osamentas de fauna pertenecientes al Pleistoceno Tardío (época geológica donde aparece el humano moderno y suceden las glaciaciones).
La localización de los micromoluscos tuvo lugar en la séptima capa de tierra, se recolectaron alrededor de 263 piezas, las cuales indican que hace muchos años la zona estuvo inundada por aguas dulces. Dicho estudio refuerza la teoría de los arqueólogos Lorena Mirambell y José Luis Lorenzo Bautista.
Ambos hicieron recorridos intermitentes pero amplios por Cedral, y con el equipo del antiguo Departamento de Prehistoria se estudiaron diferentes aspectos de la región, e indicaron que ese lugar eran antiguos manantiales.
El análisis de las muestras se llevó a cabo en el Laboratorio de Arqueozoología del INAH, donde la bióloga Norma Valentín Maldonado dio asesoría a la joven tesista en Arqueología, Jenniffer Gutiérrez Ramírez, para identificar y clasificar las especies colectadas.
Las conchas más grandes miden 0.5 centímetros y las más pequeñas entre dos y tres milímetros. El proceso de limpieza fue riguroso y los ejemplares fueron observados a través del microscopio para ver hasta el último detalle.
Se identificaron 14 especies: cinco de agua dulce, una anfibia, y el resto terrestres. La mayoría de los restos pertenece al género de los gasterópodos y un único ejemplar de los bivalvos.
Valentín Maldonado explicó que los moluscos están compuestos por siete clases vivientes: gasterópodos (caracoles), bivalvos (almejas, mejillones), escafópodos (llamados “conchas colmillo” por su apariencia) y poliplacóforos (llamados “cochinillas de mar” pero semejantes a lapas).
La arqueozoóloga del INAH destacó que en Cedral se han obtenido fechamientos importantes. Las etapas más recientes corresponden a las capas más secas.
Conforme bajan los estratos de tierra, se encuentran las conchas de especies de moluscos que habitan en lagos, así como otros terrestres que viven cerca de fuentes de agua: es evidente cómo cambia la fauna malacológica conforme se va llegando a las capas más profundas, concluyó.
También se descubrieron restos de hogares fechados en 31 mil años, materiales líticos y restos óseos con claras huellas culturales.
El lugar donde se realizaron los estudios es conocido como Rancho Córdova, una región con varios yacimientos fosilíferos pleistocénicos, debido a que en el pasado fue un lugar de abundantes manantiales que esporádicamente formaban una laguna.
También destaca Rancho La Amapola, lugar emblemático para los estudios de los primeros pobladores del continente americano. Es de los pocos sitios que conserva evidencias arqueológico-paleontológicas y corresponde al tiempo de transición entre las épocas Pleistoceno-Holoceno.
El proyecto de investigación fue desarrollado por la Universidad Autónoma de San Luis Potosí (UASLP), con la colaboración del Consejo de Arqueología del INAH.
Cedral es una ventana muy clara al Pleistoceno Terminal: en el sitio, el INAH ha podido realizar estudios de polen para determinar sus tipos de superficies; obtuvo uno de los registros más amplios de aves que se tiene para dicha época.
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