Juan Gabriel, quien falleció el día de hoy, ofreció 48 horas antes lo que fue su último concierto en Los Ángeles, California, como parte de su gira “MeXXIco Es Todo”, en el que mostró toda su vitalidad y entrega, y en el que recalcó de principio a fin su orgullo por México.
Uno de los cantautores más prolífico en la historia mexicana, con alrededor de mil 800 canciones, se presentó ante 17 mil 500 asistentes en el Forum de Inglewood, de California, donde se le veía vital y entero a sus 66 años.
Vestido con un traje oscuro, del que rápidamente se despojó del saco para quedar con una camisa azul brillante, a Juan Gabriel se le vio el viernes en la noche energético, feliz, sonriente y emocionado.
El concierto se convirtió en una auténtica fiesta en la que fue acompañado en el escenario por alrededor de 60 músicos de mariachi y orquesta, bailarines y coristas.
El escenario, que asemejaba una guitarra, le permitió al llamado “Divo de Juárez” recorrerlo en 360 grados, mientras se veía su imagen en enormes pantallas en la parte superior.
Aunque versiones de prensa señalaron que tenía complicaciones con una rodilla, esto ni siquiera pareció inmutarle, porque Juan Gabriel bailó, zapateó e hizo sus tradicionales bailes sensuales de cadera que alborotaron a sus admiradores.
Cuando interpretó “Querida”, el recinto se llenó de luces de celulares, que parecían los pañuelos blancos de una plaza de toros.
En el recorrido musical de dos horas 35 minutos, Juan Gabriel empezó con temas como “Así fue”, “Para que me haces llorar”, “Amor eterno”, “Ya no vivo por vivir”, “No vale la pena” y “Se me olvidó otra vez”.
Los asistentes disfrutaron el concierto en grande. Hubo quienes le enviaban besos a lo lejos, mientras otros más entonaban sus canciones y alguno incluso enarbolaba una pequeña bandera de México.
Juan Gabriel pasó de sus canciones románticas a la balada ranchera y hasta hizo arreglos bailables modernos de su primer éxito en 1971: “No tengo dinero” a ritmo de rap y de “La diferencia” con su grupo de baile.
En la parte final y antes de ser despedido por miles de papelitos de color, un arreglo bailable del “Noa noa” hizo que el público siguiera una sencilla coreografía.
Para terminar, el cantautor colocó finalmente un mensaje en las pantallas para su público: “Felicidades a todas las personas que están orgullosas de ser lo que son”.
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