El escritor, filólogo y políglota mexicano, Ernesto de la Peña es recordado a tres años de su muerte, que se cumplen mañana, como un erudito de las humanidades cuya labor de divulgación era muy importante, no sólo en medios impresos, sino en la televisión y en la radio.
El también académico, humanista y catedrático fue reconocido como hombre de inagotable sabiduría y generosidad, que a través de sus opiniones supo guiar a la sociedad mexicana.
Ernesto de la Peña Muñoz, quien nació el 21 de noviembre de 1927, en la Ciudad de México, estudió la licenciatura en Letras clásicas en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
De acuerdo con su biografía difundida por Difusión Cultural UNAM, el escritor dedicó gran parte de su vida a estudiar tanto lenguas occidentales como orientales, dominó cerca de 30 idiomas.
Realizó estudios de chino y sánscrito en El Colegio de México (Colmex) y en la UNAM se desarrolló como traductor de griego y latín.
Tuvo una participación activa en la televisión, por ejemplo, en Canal 22 fue conductor titular, e hizo colaboraciones culturales en la televisión comercial.
Era miembro del Consejo de Ópera del Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA) y del Consejo Consultivo del Archivo General de la Nación.
El escritor además fue traductor oficial de las secretarías de Relaciones Exteriores y de Hacienda y Crédito Público, y fue nombrado miembro de número de la Academia Mexicana de la Lengua el 14 de enero de 1993.
Tiempo después, en 1988, recibió el Premio “Xavier Villaurrutia” por la obra “Las estratagemas de Dios”, así como la Medalla conmemorativa por los tres mil años de Jerusalén otorgada por la embajada de Israel en México.
En el 2003, se le otorgó el Premio Nacional de Lingüística y Literatura y el 25 de octubre de 2007, recibió un homenaje de la Academia en una ceremonia realizada en el centro de cultura Casa Lamm, al lado de otros intelectuales, entre ellos, Guido Gómez de Silva (1925-2013), Margit Frenk (1925) y Ruy Pérez Tamayo (1924).
El también miembro honorario del Seminario de Cultura Mexicana publicó diversas obras, entre las que destacan los cuentos “Las estratagemas de Dios” (1988) y “Las máquinas espirituales” (1991).
Así como la novela “El indeleble caso de Borelli” (1991), el poemario “Mineralogía para intrusos” (2005), y los ensayos “El centro sin orillas” (1997), “La rosa transfigurada” (1999) y “Castillos para Homero (2009).
En 2012 Ernesto de la Peña obtuvo el XXVI Premio Internacional “Menéndez Pelayo” debido a su labor por difundir la cultura a las nuevas generaciones, así como por ser un erudito de las lenguas clásicas y modernas de toda índole.
Ese mismo año, el lunes 10 de septiembre, el destacado intelectual murió a los 84 años de edad.