Entre 27 mil y 31 mil personas de 86 países han viajado a Irak y Siria para sumarse a las filas del grupo yihadista Estado Islámico (EI), más del doble respecto a junio de 2014, según un informe de la consultora de inteligencia The Soufan Group.
Esa cifra es superior a la publicada en junio de 2014 por la consultora, que calculaba en aquel entonces que unos 12 mil combatientes extranjeros de 81 países combatían junto a los yihadistas en territorio sirio.
Indicó que el número de reclutas procedentes de Europa occidental se duplicó en 18 meses, mientras que los de Rusia y Asia Central aumentó en casi un 300 por ciento desde junio de 2014 y los de América del Norte se “ha mantenido relativamente estable” desde el año pasado.
El estudio destacó que el “reclutamiento” de combatientes en Estados Unidos se ha basado principalmente en el uso de redes sociales, “especialmente en las fases iniciales del proceso”.
El país con más nacionales luchando en Siria e Irak es Túnez con seis mil combatientes, seguido de Arabia Saudita con dos mil 500, Rusia con dos mil 400, Turquía con dos mil 100 y Jordania con dos mil.
Asimismo, la consultora, con sede en Nueva York, estimó que “entre el 20 y 30 por ciento” de los combatientes extranjeros regresan a su país de origen, “representando una amenaza importante” y un gran desafío para los organismos de seguridad.
Según The Soufan Group, el aumento de combatientes extranjeros pone de manifiesto que los esfuerzos para detener este fenómeno han tenido un “impacto limitado”.
El informe subrayó que el fenómeno de los combatientes extranjeros es “una amenaza a corto plazo y un desafío a largo plazo”.
“La guerra civil siria no terminará pronto y, aunque el EI tiene más presión que en junio de 2014, es probable que sobreviva de algún modo durante un tiempo considerable”, advirtió.
The Soufan Group detalló que elaboró este documento con datos recopilados de estadísticas oficiales de distintos gobiernos, informes de las Naciones Unidas y estudios de centros de investigación y fuentes académicas.
En mayo pasado, la Organización de las Naciones Unidas (ONU) estimó que unos 25 mil ciudadanos de unos 100 países habían viajado a Siria, Irak, Afganistán, Yemen y Libia para unirse a grupos extremistas.
El autollamado Estado Islámico surgió en 2003 como una rama de la red terrorista Al Qaeda, aunque después se separó y tomó el control de amplias zonas de Siria e Irak, donde estableció su califato en 2014.
Al frente está su líder Bakr al Baghdadi, quien ha declarado una yihad (guerra santa) a occidente y a todos los “infieles”.