Michael Jonhston, conductor de tractor en Nueva Zelanda, paseaba a su mascota en el lecho de un río cuando encontró algo muy particular: las huellas fosilizadas de un ‘moa’, un ave gigante ya extinta.
Esta especie de ave medía hasta 3.6 metros de altura y no volaba.
En cuanto encontró las huellas de la enorme ave, Michael envió un mensaje de Facebook al asistente de ciencia natural del Museo de Otago, Kane Fleury.
Unos días después, el curador del museo asistió al lugar para corroborar lo que le notificó el hombre en redes sociales.
“Me quedé muy impresionado, cuando entré en el agua y vi cómo se conservaron esas huellas casi perfectamente… es muy poco común ver huellas tan nítidas”, dijo el especialista.
Hace unos meses, el río donde fueron encontradas las huellas se desbordó, por lo que creen que debido a ello quedaron al descubierto.

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