La lucha por el control del movimiento fundamentalista del Taliban, entre el mulá Akhtar Muhammad Mansur y el también mulá Mohammad Rasul, cada vez es más evidente, y no es solo política sino incluye enfrentamientos armados.
Mansur encabeza al movimiento en Afganistán, mientras que Rasul liderea una facción disidente que se hace llamar “Consejo Superior del Emirato Islámico de Afganistán”.
En noviembre pasado Rasul se dirigió a seis mil combatientes a quienes dijo que es afín tanto a Al Qaeda como como al Estado Islámico (EI), pese a lo cual advirtió que no los dejará operar en Afganistán.
Las diferencias se manifestaron luego que el pasado cinco de diciembre se reportó que Mansur había muerto en un tiroteo en Quetta, Pakistán, confirmado por Kabul pero luego desmentido.
Mansur llegó al poder en julio, tras probarse que el mulá Mohammed Omar, líder fundador del Talibán, había muerto en 2013 y después de que mantuvo la noticia en secreto durante dos años mientras consolidaba su liderazgo.
Su ascenso se produjo entre críticas pero fue elegido líder por la presión de Pakistán, que buscaba un traspaso del liderazgo sin incidentes.
Empero Rasul, Dadullah y algunos otros comandantes talibanes se negaron a reconocer a Mansur.
Cuando leales a Mansur atacaron al número dos de Rasul, el mulá Dadullah Mansour, en noviembre pasado, el Talibán emitió una declaración donde afirmó que luchó contra los combatientes leales al Estado islámico.
En el campo de batalla el más reciente enfrentamiento fue la víspera en la provincia afgana de Herat con saldo de más de 50 combatientes muertos, indicaron funcionarios afganos y comandantes militares.
Los combates se reportaron en el distrito de Shindand de Herat, bajo control de los talibanes.
Los seguidores de Mansur fueron liderados por el mulá Abdul Samad, mientras que Raz Mohammad Nangialy dirigió a los seguidores de Rasul.