La expectativa por la llegada del grupo de rock más longevo del planeta es mayor cada minuto para cubanos, turistas y fans de la banda inglesa. En las calles se ven algunas personas con el símbolo de la banda en la vestimenta.
En los aparadores de las pequeñas tiendas, a un lado del póster de Compay Segundo, la lengua roja que ahora porta un puro, es un nuevo diseño en playeras por un costo de 15 pesos cubanos (CUC).
Durante varias semanas, los vecinos y estudiantes de la Ciudad Deportiva de La Habana, lugar en donde este viernes se llevará a cabo el concierto de sus Satánicas Majestades, han sido testigos de los trabajos de instalación del monumental escenario que consta de enormes pantallas y torres con docenas de bocinas.
Los curiosos se toman fotos, comentan sorprendidos al escuchar las pruebas de audio. Bailan, aplauden y sonríen.
¿Vienen al concierto de los Stones? ¿Qué se espera a 500 mil personas? ¿Qué será gratis? son sólo algunas de las preguntas y comentarios se escuchan en los taxis, en los almendrones, en las calles y las tiendas de recuerdos entre las viejas calles.
En la capital cubana, después de dos días de frío y fuertes vientos, el ambiente es de fiesta, pero no por los carnavales habaneros, esta ocasión es por la llegada de uno de los más grandes espectáculos que una banda de rock puede ofrecer a un país que espera lleguen ya los cambios políticos, económicos y sociales.