Cuando tenía 18 años, Raúl Padilla López atestiguó el suicidio de su padre, Raúl Padilla Gutiérrez, a quien vio dispararse en la sien con una pistola calibre .45, sumergido en el desasosiego.
De acuerdo con información de documentos del Archivo General de la Nación, el padre del exrector se encontraba en su despacho junto con el entonces joven Raúl y un amigo suyo. Ambos atestiguaron el suicidio del también político, el 28 de diciembre de 1972.
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Apenas unos minutos antes de accionar el arma en su contra, Padilla Gutiérrez compartió con los jóvenes sus pesadumbres, les externó los problemas económicos que tenía, los laborales e incluso personales, pues atravesaba un divorcio.
Después de estos comentarios hacia su hijo y su amigo, sacó de un cajón el arma y rápidamente se disparó en la sien. Fue el propio Padilla López quien informó a su familia de lo sucedido.
El mismo Archivo refiere que Padilla Gutiérrez se quejaba de no tener amigos, ya que en Navidad presuntamente nadie lo había felicitado.
“Los muertos no necesitan amigos, ni tienen drogas”, fueron sus últimas palabras.
Al llegar las autoridades al despacho donde ocurrió el hecho, encontraron el cuerpo sin vida de Padilla Gutiérrez, mientras que Padilla López tuvo que ser atendido por una crisis nerviosa.
Cincuenta años más tarde, Padilla López decidió terminar con su vida de la misma forma que su padre.
/r
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