El Parque Nacional Molino de Flores, ubicado en el municipio de Texcoco, fue escenario de grandes hechos históricos que abarcan desde los tiempos de Nezahualcóyotl, la conquista de los españoles, la Revolución Mexicana y hoy es un espacio para la convivencia familiar.
Es el sitio perfecto para pasar un agradable fin de semana en familia o entre amigos, ya que se puede disfrutar de la naturaleza, orar en algunas de sus dos iglesias y al mismo tiempo conocer las historias que guarda el lugar.
El Molino de Flores fue una fructífera hacienda durante la época colonia, de la cual sólo quedan parte de sus deteriorados edificios como el tinacal, la tienda de raya, el horno de pan, macheros, portero, cochera, molino, casa principal, casa de visitas, la iglesia de San Joaquín y la capilla del Señor de la Presa, entre otros que pueden ser visitados.
Además de conocer el antiguo casco de la hacienda, los visitantes pueden disfrutar de la gastronomía en la zona comercial, visitar la cabaña chueca, montar a caballo y dar un paseo en cuatrimotos. También podrán realizar un recorrido por el vivero federal, el jardín botánico, las zonas de recuperación o permanecer en los espacios de campamento.
Los devotos visitan con frecuencia la capilla del Cristo del Señor de la Presa que tiene su festejo entre los meses de mayo y junio, a la cual asiste gente de toda la República en busca de un milagro.
Además de respirar del aire fresco, los visitantes pueden admirar las exposiciones que se presentan en los museos de Fotografía Antigua, Animales Disecados, Artes, Cacao y Pulque.
Enrique Rodríguez Moreno, encargado de medios de difusión y eventos de la hacienda, relata que en la época precolombina, el ahora Parque Nacional formó parte de los Jardines Botánicos del poeta Nezahualcóyotl.
Después de la llegada de los conquistadores en el año 1567, arribó a ese lugar el soldado español Juan Vázquez y estableció un batán, es decir, una fábrica de telas que se utilizarían para vestir a los santos de las primeras iglesias.
En 1585, Pedro de Dueña adquirió la propiedad y, para aprovechar el agua del río Coxcacuaco, además de conservar el batán, puso un molino de trigo, el cual potencialmente representaba un negocio, ya que los españoles estaban acostumbrados a consumir pan, producto que no encontraron a su llegada a México.
Otro de los dueños de la hacienda fue, a mediados del siglo XVII, Don Antonio Urrutia de Vergara, quien heredó la propiedad a su yerno Antonio Flores de Valdés en dote por haberse casado con su hija Ana.
Desde entonces le nombraron el molino de la familia Flores o de los Flores, sin embargo, cuando la adquieren los Marqueses de Salvatierra sólo se queda con el nombre que actualmente conocemos: Molino de Flores.
Con el paso del tiempo, la finca cambió de propietarios, pero culminó su etapa productiva siendo una hacienda pulquera, la más importante de la región que abastecía a toda la Ciudad de México.
Durante la Revolución Mexicana sufrió daños importantes que aún son visibles en sus paredes. Los zapatistas se apoderaron de ella, saquearon la tienda de raya, quemaron el libro de deudas y dejaron libres a los trabajadores.
Las herederas del último marqués, Miguel de Cervantes y Estanillo, regresaron en 1920 queriendo recuperar esas tierras, pero después de percatarse que se necesitaban muchos recursos económicos e influencias que habían perdido con la Revolución, la pusieron a la venta.
Por haber sido parte de los Jardines Botánicos de Nezahualcóyotl, en 1937 el presidente Lázaro Cárdenas expropió el sitio y lo decretó Parque Nacional, posteriormente fue declarado Área Natural Protegida, con el fin de salvaguardar la riqueza histórica.
Por la arquitectura de sus edificios, el Molino de Flores se ha empleado para la filmación de varias películas mexicanas, entre ellas se encuentran Sobre las olas (1950); Viva María (1965); El tigre de Santa Julia (2002); Las paredes hablan (2012); Campanas rojas (1981), entre otras.
También ha sido locación para series como Los Minondo, producción de Canal Once en 2010, El Mariachi y El Capitán Camacho. Así como videoclips de Pedro Fernández, David Bisbal y Maná.
Desde 2008 se llevan a cabo las Noches de Terror entre los meses de octubre y noviembre, en las que se realizan tenebrosos recorridos en parte de las 55 hectáreas que conforman el Molino de Flores.
Actualmente, el Parque se encuentra a cargo de la administración del Municipio de Texcoco, Estado de México, pero debido a la falta de recursos no se ha podido restaurar la hacienda y sufre un deterioro importante.
Los visitantes también han contribuido a la destrucción de la zona, por lo que el encargado de medios de difusión y eventos del Parque llamó a conocer acerca de la importancia histórica que tiene el Molino de flores para evitar este tipo de actuaciones.
El día de mayor afluencia es el domingo, cuando llegan a recibir hasta cuatro mil personas, quienes pueden disfrutar de actividades artísticas y culturales. El Molino de Flores abre sus puertas de lunes a domingo en un horario de 9:00 a 18:00 horas y no tiene costo.
Para llegar a este lugar lleno de historia y diversión, los interesados provenientes de la Ciudad de México y que viajen en automóvil propio deben tomar la utopista Peñón-Texcoco que los dirigirá hasta este municipio y, al llegar deberán buscar la carretera Texcoco-San Miguel Tlaixpan.
También es posible abordar un autobús en la terminal localizada cerca de la estación San Lázaro del Metro. Este los llevará al centro del municipio de Texcoco en donde encontrarán el transporte que los trasladará directamente al Molino de Flores.