Concertista, director, compositor y maestro, Emilio Pérez-Casas Beltrán dedicó su vida entera a la música, ciclo que concluyó este fin de semana, a los 79 años de edad.
“Se cierra un capítulo en la historia de la música mexicana. Nos queda su legado”, expresó el presidente del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes (Conaculta), Rafael Tovar y de Teresa, al confirmar el deceso del prolífico artista mexicano.
En un comunicado, el Conaculta recordó que se trata de un músico que como solista ofreció más de mil 500 conciertos; de uno de los intérpretes más importantes de Federico Chopin y de un formador de grandes talentos.
Nacido en la ciudad de Chihuahua, Chihuahua, el 13 de octubre de 1935, Pérez-Casas Beltrán consagró su vida a la música clásica, actividad en la que se desempeñó como concertista, director de orquesta, de ópera, de opereta y zarzuela, maestro de canto, piano y de repertorio.
Desde muy pequeño empezó su relación con la música, cursando estudios en el Conservatorio de Música del Estado de Chihuahua y a los 17 años ya era alumno sobresaliente del Conservatorio Nacional de Música de la Ciudad de México, donde aprendió piano, canto, dirección de orquesta, composición, solfeo, armonía, acústica, así como conjuntos de cámara y corales.
Discípulo de personalidades como Angélica Morales Von Sauer, Carlos Vázquez, María Otálora de López Mateos, Blas Galindo y Rodolfo Halffter, en 1965 ganó el Premio Chopin otorgado por la Secretaría de Educación Pública, como un reconocimiento a su talento y una carrera sólida, por sus grandes conocimientos musicales y por ser uno de los mejores intérpretes de la música de Chopin.
Emilio Pérez-Casas Beltrán solía decir que a él Chopin le hablaba al oído cuando tocaba; “me guía, me orienta, estruja mis máximas capacidades intelectuales y me obliga a elevar más y más la calidad de su obra”.
Pérez-Casas también fue director de seis orquestas de cámara y una sinfónica y bajo su batuta tuvo a los más célebres cantantes de opereta y zarzuela, como Pepita Embil, Don Plácido Domingo padre, Ernestina Garfias, Elizabeth Larios, Rosa María Montes, Salvador Quiroz, Doña María Conesa, Angelita Castany, Enrique Alonso Cachirulo, Angélica María, Saúl Lizaso, Jaime Santini, Irán Eory, entre muchos otros.
En su papel de maestro de canto formó a cantantes de ópera como Fernando de la Mora, Maribel Salazar, Claudia Rodríguez Vidal, Roberto Esquivelzeta y Christian Campos; además, trabajó con las voces de personalidades como Lola Beltrán, Eugenia León, María Luisa Landín, Alberto Ángel “El Cuervo”, Guadalupe Pineda, Pablo Montero, Lyn May, Jorge Díaz Serrano y Astrid Hadad.
Como compositor tiene desde música sacra hasta música para teatro, una ópera para público infantil titulada “Las tres fábulas”, así como arreglos musicales para las películas “El pequeño Ladronzuelo” y “Las Pasiones de Sor Juana”, del cineasta René Cardona Jr.
En 1962 fundó la Asociación Coral de Chihuahua, y como resultado preparó un coro de 88 voces para la ópera Cavalleria Rusticana de Pietro Mascagni.
El maestro, cuyas causas de su deceso no fueron reveladas, fue además miembro del Patronato del Instituto Cultural Sor Juana Inés de la Cruz, así como del Consejo Nacional de Sabios y del Instituto Mexicano de Ciencias y Humanidades, concluyó Conaculta.