El Premio Nobel de Economía 2016 fue concedido hoy de forma conjunta al británico Oliver Hart y al finlandés Bengt Holmström por el desarrollo de herramientas teóricas para “las relaciones contractuales” de la sociedad moderna.
En una declaración, la Real Academia de Ciencias sueca destacó que decidió otorgar el Nobel 2016 en la categoría de Ciencias Económicas, creado en 1968 por el Banco de Suecia, a Hart y Holmström por sus “contribuciones a la teoría del contrato”.
El Comité Nobel de Economía destacó que ambos profesores han desarrollado “valiosas herramientas teóricas” para “entender los contratos en la vida real”, así como los posibles problemas en su diseño, que pudieran desencadenar “conflictos de intereses”.
“Las economías modernas se mantienen unidas por innumerables contratos. Las nuevas herramientas teóricas creadas por Hart y Holmström son valiosas para la comprensión de contratos reales y las instituciones, así como peligros potenciales en su diseño”, destacó.
Muchas relaciones contractuales de la sociedad se pueden observar entre los accionistas y dirección ejecutiva, una compañía de seguros y los propietarios de automóviles, o una autoridad pública y sus proveedores. Como tal las relaciones implican conflictos de intereses, añadió.
El Comité Nobel subrayó que las herramientas teóricas creadas por Hart y Holmström han permitido diseñar contratos de manera correcta, para asegurar que las partes tomen decisiones mutuamente beneficiosas, según el comunicado oficial difundido en el sitio de los Premios Nobel.
“Los laureados han desarrollado la teoría del contrato, un marco general para el análisis de muchos diversos temas en el diseño contractual, como el pago basado en el desempeño de ejecutivos, los deducibles y copagos de seguro y la privatización de las actividades del sector público”, indicó.
En concreto, los galardonados han establecido un “marco comprensivo para analizar muchas cuestiones diversas en el diseño de contratos” para lograr que ambas partes cooperen en beneficio mutuo y no se generen “conflictos de intereses”.
A finales de 1970, Bengt Holmström demostró cómo un principal (por ejemplo, accionistas de la empresa) debe diseñar un contrato óptimo para un agente (CEO de la compañía), explicó.
“Utilizando el modelo principal-agente básico, mostró cómo el contrato óptimo sopesa cuidadosamente los riesgos contra incentivos”. En un trabajo posterior, Holmström generalizó estos resultados a valores más realistas, es decir: cuando los empleados no sólo son recompensados con goce de sueldo, sino también con promociones potenciales.
Estas se aplican “cuando los agentes gastan esfuerzo en muchas tareas, mientras que los directores observan sólo algunas dimensiones del desempeño y cuando los miembros individuales de un equipo pueden aprovecharse de los esfuerzos de los demás”, abundó.
A mediados de la década de 1980, Oliver Hart hizo contribuciones fundamentales a una nueva rama de la teoría del contrato que aborda el caso importante de los contratos incompletos.
“Los resultados de Hart en contratos incompletos han arrojado nueva luz sobre la propiedad y control de las empresas y han tenido un gran impacto en varios campos de la economía, como ciencia política y derecho. Su investigación nos ofrece nuevas herramientas teóricas”, señaló.
La combinación adecuada de deuda y financiamiento de capital, y cuándo instituciones como escuelas o prisiones deberían ser propiedad privada o pública, son otras contribuciones que Hart y Holmström crearon con su teoría.
“En las últimas décadas, también han exploraron muchas de sus aplicaciones. Su análisis de contratación óptima establece una base intelectual para el diseño de políticas e instituciones en muchas áreas”, concluyó el comunicado.
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