Praga es la ciudad de Kafka y él se encuentra presente en toda Praga. Pocos escritores han sido buscados con tanto ahínco en una ciudad como los caminos que siguió Kafka en Praga. Se los rastrea y se hacen conjeturas.
Todos saben que Praga fue el espacio existencial de Kafka, pero la plasmó en sus libros de tal manera, que los templos, los cafés, los barrios y plazas que visitó y que transformó con su inspiración en sus narraciones y novelas, son irreconocibles.
A las especulaciones contribuye que Kafka nunca mencionó por su nombre a esos lugares, de forma que sólo ha quedado lugar para las especulaciones. Pero eso ya no es relevante porque a pesar de eso, Kafka dejó fuertemente impreso su sello en la ciudad.
La tumba más visitada de Praga es la de Kafka. Los administradores del cementerio se ahorran actualmente las preguntas de los turistas sobre su localización.
Entrando en él, el primer letrero que lo recibe a uno es el de “Dr. Franz Kafka. 250 metros” y una flecha que indica la dirección que hay que tomar en el arbolado cementerio.
Cuando finalmente se llega a la lápida en forma de obelisco cesan los letreros que han ido informando al visitante que se encuentra cada vez más cerca de la tumba.
A sus pies hay ramilletes de flores bastante sencillos, lo que revela que quienes los llevaron fueron turistas que acudieron a ver algo de una celebridad.
El lugar es el Nuevo Cementerio Judío de Praga y tiene una extensión de cien mil metros cuadrados, diez veces más grande que el Antiguo Cementerio Judío en Praga. En el nuevo hay numerosos monumentos estilo Art Noveau y se localiza en el mejor distrito de Praga, el número uno.
Otro sitio de peregrinación kafkiana es el Café Louvre, en el centro de la ciudad. Si bien su mérito es ser considerado como uno de los cafés más bellos de la capital checa desde principios del siglo XIX, éste anuncia desde la elegante entrada que ahí iba Kafka junto con su amigo, Max Brod.
El Café Louvre fue inaugurado en 1902. Los dos amigos se reunían ahí para leer mutuamente sus escritos y hablar sobre libros de escritores que los ocupaban en aquel momento. Formaban parte del Círculo Filosófico del Café Louvre.
Pero las visitas al Café no sólo eran de índole intelectual, porque en ese tiempo también era visitado por mujeres emancipadas y modernas.
En el Otoño de 1905, Max Brod fue excluido del llamado Círculo Filosófico de intelectuales que ahí se frecuentaban, y Kafka dejó de ir también a ese local por solidaridad con su amigo.
Max Brod era escritor, dramaturgo y crítico de teatro, y lo mismo que Kafka escribía sus obras en alemán. Sin embargo, sus escritos no han tenido mucho eco en el mundo internacional de la Literatura.
En la Plaza Wenzel, uno de los magnetos en el centro de Praga, ubicado en un punto inmejorable se alza el Café Kafka, con una foto del escritor checo encima del arco de la puerta. Reproduce en su arquitectura exterior el estilo de principios del siglo XIX, pero en realidad es un local más reciente.
Y no falta tampoco en esa zona de Praga la calle “Franz Kafka”, que es donde se encuentra la casa en la que nació el escritor checo el 3 de julio de 1883. El acontecimiento se remarca con la placa cóncava que hay en la fachada, que es un busto del escritor.
Kafka murió a los 41 años de tuberculosis, una enfermedad para la que no había cura en ese tiempo. No era un escritor desconocido pero no resaltó entre los escritores de su tiempo. No era todavía el Kafka que uno busca en Praga hoy en día.