Juan Diego González Valadez, el policía de 28 años que murió en el cumplimiento de su deber, fue sepultado luego de que se le rindiera un homenaje y los honores correspondientes.
Su cuerpo fue velado en su domicilio particular de la Privada Cataluña en la colonia San Juan Bosco, desde donde el cortejo partió este lunes alrededor de las 7 de la mañana hacia la Plaza Principal del centro de la ciudad donde autoridades, compañeros, familiares y ciudadanos participaron en la ceremonia y honores a la bandera afuera de Presidencia Municipal.
Fue poco después de las 9:30 de la mañana que todo el séquito se dirigió con torretas y sirenas encendidas al Panteón Municipal Norte donde se celebró la misa de cuerpo presente para dar paso al depósito del cuerpo en la gaveta.
Este joven policía que perdió la vida en el momento que intervenía en un robo a una ferretería y fue víctima de los disparos de los delincuentes, no resistió a las lesiones que le provocaron las balas a pesar de que portaba su chaleco.
Con un año cinco meses en la corporación, Juan Diego estaba casado y tenía dos hijos, ingresó a la Policía en febrero de 2018 a pesar de la negativa de su familia, pues quería ofrecerles una mejor vida.
Entre lágrimas de familiares, amigos y compañeros el ataúd fue escoltado al término de la misa hasta donde sería su última morada, recorrió la valla humana con el redoble de los tambores y trompetas.
Al término de un emotivo mensaje de sus mandos y el pase de lista de revista en honor al compañero caído, donde Juan Diego se hizo presente al unísono de las voces de quienes lo acompañaron para darle el adiós, luego de accionar las armas y se escucharon tres disparos hacia el cielo y entre ellos el llanto desconsolado de una madre que a gritos le pedía “despierta hijo, despierta”.
“Ya te vas mi gordo, ya te vas, ya no te voy a ver”.
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