Rusia usó hoy por primera vez una base aérea de Irán para atacar objetivos del grupo yihadista Estado Islámico (EI) y del Frente al Nusra en las provincias sirias de Alepo, Deir Ezzor e Idlib, informó el Ministerio local de Defensa.
“El 16 de agosto de 2016, bombarderos rusos Tupolev Tu-22m3 y Sukhoi Su-34 despegaron desde la base aérea de Hamadán, en el oeste de Irán, para atacar objetivos terroristas en Siria”, señaló la dependencia en un comunicado difundido por la agencia local de noticias Sputnik.
Los aviones rusos concentraron sus ataques en las provincias de Alepo, Deir Ezzor e Idlib, donde destruyeron cinco depósitos de armas, municiones y combustible, campos de entrenamiento y tres puestos de mando, además abatieron a un “gran número de guerrilleros”.
Según el Ministerio de Defensa, esas instalaciones eran utilizadas para apoyo logístico de los grupos de combatientes que operan en la zona de Alepo.
Poco antes, la emisora Rossiya-24 había citado a medios iraníes y árabes que aseguraban que Rusia había trasladado al menos tres bombarderos del tipo TU-22M3 a la base iraní de Hamadán.
El despliegue de los aviones rusos en la base de Hamadán permitirá a los bombarderos, que anteriormente salían desde el sur de Rusia, no sólo reducir en un 60 por ciento el tiempo de vuelo hacia sus objetivos, sino también aumentar su carga de bombas.
Desde el inicio de la campaña de ataques aéreos rusos en Siria, en septiembre pasado, Moscú intervenía sobre todo desde el aeródromo militar de Hmeimin, en el noroeste de Siria, por lo que los ataques de este martes representan, así, los primeros desde otro territorio.
Desde mediados de noviembre pasado, los bombarderos estratégicos Tu-160, Tu-96MS y Tu-22 parten hacia Siria desde aeródromos rusos, en particular desde el de Mozdok, situado en el Cáucaso Norte.
Los cazas rusos Su-30SM y Su-35S, con base en el aeródromo sirio de Hmeymim, se encargaron de cubrir los bombarderos durante el ataque, según Sputnik.
Hasta ahora, los bombarderos tenían que cubrir una distancia de casi dos mil kilómetros para alcanzar las posiciones terroristas, pero ahora sólo deben volar los 900 kilómetros que separan la base de Hamadán de los objetivos en Siria.
Rusia e Irán son los dos principales aliados del régimen del presidente sirio Bashar al Assad, al que apoyan política, financiera y militarmente contra los rebeldes, el EI y el Frente al Nusra (que el mes anterior cambió este nombre por Fatah al Sham).
Sobre el uso de la base aérea iraní por parte de Rusia, el secretario del Consejo Supremo de Seguridad Nacional de Irán, Ali Shamjani, dijo que hay amplia cooperación y que su país ha ofrecido a la Fuerza Aérea rusa su infraestructura y su espacio aéreo para poder atacar a los terroristas en Siria.
“La colaboración de Teherán y Moscú en la lucha antiterrorista en Siria tiene carácter estratégico. Debemos unir nuestras capacidades”, explicó Shamjani, citado por la agencia iraní de noticias IRNA.
El conflicto sirio, que inició el 15 de marzo de 2011 con una protesta contra el régimen de Al Assad y se convirtió en una guerra civil, ha dejado más de 280 mil muertos, más de dos millones de heridos, además ha obligado a millones de personas a abandonar sus hogares.
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