Un cuarto sismo superior a los cinco grados Richter se registró en la primera hora de la tarde de hoy en el centro de Italia, donde las intensas nevadas dificultan las labores de rescate en las localidades más afectadas.
De acuerdo con el Instituto Nacional de Geofísica y Vulcanología (INGV), un nuevo temblor de 5.1 grados Richter ocurrió a las 14:30 horas locales (12:30 GMT) y fue el cuarto en la jornada superior a los 5.0 grados.
El primero se registró a las 10:25 horas locales y alcanzó una magnitud de 5.3 grados Richter, el segundo se sintió a las 11:15 y fue de 5.5 grados, mientras el tercero ocurrió a las 11:26 y también alcanzó los 5.1 grados.
Los epicentros, a menos de 10 kilómetros de profundidad, fueron ubicados entre las ciudades de L’Aquila, Rieti y Teramo, en la misma zona donde no ha dejado de temblar desde el pasado 24 de agosto, cuando un sismo de 5.9 grados causó la muerte de 299 personas.
En un primer momento no se registraron muertos, aunque tres criadores de ganado fueron reportados como desaparecidos cerca del pueblo de Amatrice, destruido por el sismo del 24 de agosto, a donde habían acudido a alimentar a sus animales.
En esa misma localidad portavoces del ejército confirmaron el derrumbe del campanario de la iglesia de San Agostino, mientras en la vecina Accumoli también hubo algunos inmuebles dañados.
Sin embargo, las intensas nevadas de los últimos días dificultaban las labores de socorro e inspección de las fuerzas del orden.
El cuerpo de bomberos confirmó que varios pueblos estaban aislados y que un helicóptero enviado con ayuda no pudo aterrizar en la localidad de Montereale debido al mal tiempo.
Asimismo, dijeron que muchas personas no podían salir de sus casas o que había varios automóviles varados debido a la nieve que bloqueaba calles y avenidas.
“Es una situación muy complicada, tenemos localidades con un metro y medio de nieve”, declaró telefónicamente a la televisora La7 el alcalde de Ascoli Piceno, Guido Castelli.
Confirmó que ya antes de los últimos temblores algunos techos se habían caído por el peso de la nieve y que el temor era que edificios ya dañados pudieran venirse abajo.
En el mismo sentido, se manifestó el alcalde de Amatrice, Sergio Pirozzi, según el cual el principal problema era la nieve, que en algunos pueblos alcanzaba los dos metros de altura.
“Tenemos urgente necesidad de turbinas, no son suficientes las removedoras de nieve, hay localidades aisladas con dos metros de nieve”, subrayó.
Los sismos se sintieron en las centrales regiones de Abruzzo, Marche, Umbria, Toscana y Lazio, en cuya capital, Roma, fueron desalojadas escuelas y el metro, y fue cerrado el Coliseo a los turistas.
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