Ciudad del Vaticano.- El Papa Francisco advirtió hoy que todos pueden convertirse en hipócritas, “del Papa para abajo” y precisó que los cristianos deben aprender a acusarse a sí mismos antes de hablar mal de los demás.
Durante el sermón de su misa matutina, celebrada en la capilla de su residencia vaticana Santa Marta, el líder católico instó a los fieles a tener la valentía de acusarse a sí mismos, antes de acusar a los otros, incluso con motivo.
Recordó que Jesús dijo “no juzguen y no serán juzgados, no condenen y no serán condenados”.
Pero, reconoció que las personas pueden pensar: “¡Qué bello es esto! Pero ¿cómo se empieza esto? ¿Cuál es el primer paso para ir en este camino?”. Entonces respondió: “El primer paso es acusarse a sí mismos”.
Evocó la imagen de aquel que prefiere ver la paja en el ojo de su hermano y no la viga en el propio, cuando debería primero quitarse la viga, es decir acusarse a sí mismo, antes de sentirse juez capaz de quitar la paja en los ojos de los demás.
“Jesús usa aquella palabra que solamente usa con aquellos de doble cara, doble alma: ¡Hipócritas! El hombre y la mujer que no aprenden a acusarse a sí mismos se vuelven hipócritas. Todos, eh. Del Papa para abajo, todos”, sostuvo el pontífice.
“Si uno de nosotros no tiene la capacidad de acusarse a sí mismo y después decir, si es necesario, a quien se deben decir las cosas, o es cristiano, no entra en la obra bella de la reconciliación, de la pacificación, de la bondad, del perdón y la magnanimidad”, agregó.
El Papa instó a todos los católicos a pedir “la gracia de una conversión”, y cuando les venga a la mente pensar en los defectos de los demás frenarse, cuando les den ganas de hablar mal de los otros pararse y preguntarse: “¿Y yo?”.
“Cuántas cosas podemos decir de nosotros mismos, ahorremos los comentarios sobre los demás y hagamos comentarios sobre nosotros mismos”, recomendó.
“Es este el primer paso en el camino de la magnanimidad, porque el que sabe solo ver la paja en el ojo ajeno termina en la mezquindad: un alma mezquina, llena de pequeñeces, llena de chismes”, abundó.