Más de un millón de personas abarrotó desde las primeras horas de este martes el Parque Bicentenario de Quito para asistir a la misa central del Papa Francisco en su visita apostólica a Ecuador.
Procedentes de todas las regiones del país y de más allá de las fronteras, buena parte de los fieles acamparon durante toda la noche en la explanada, colocada frente a un enorme altar de colores blancos y amarillos, colores de la bandera del Vaticano.
Dos horas antes del inicio de la misa multitudinaria, en el ex aeropuerto militar de la capital ecuatoriana, el Ministerio del Interior reportó que 800 mil personas se encontraban en el lugar y anticipó que superarían el millón.
La emoción de la gente se desbordó en algunos accesos, por ejemplo en la entrada de la Avenida Amazonas donde la gente abrió las puertas y se abalanzó, provocando algunos heridos. Por eso los locutores que animaron la previa de la ceremonia pidieron a todos calma y tranquilidad.
Los feligreses se distribuyeron en 33 secciones, cada una de las cuales puede contener unas 32 mil personas, un promedio de dos personas por metro cuadrado. El operativo de seguridad incluyó 22 mil agentes, entre policías y militares.
En el altar de la misa está previsto que el Papa sea acompañado por 200 clérigos entre obispos, sacerdotes y diáconos.
Entre los presentes destacaron los colores de trajes típicos de diversos pueblos, banderas de países como Perú, Colombia, Chile, Cuba y Argentina.
En el corazón del Parque y a unos 200 metros del altar mayor, durante toda la mañana la voluntaria Pilar Borja llenó y distribuyó miles de vasos de agua en uno de los puntos de rehidratación. Junto a ella se veía una montaña de 200 botellones, cada uno de los cuales contiene 100 vasos de agua.
“Los voluntarios aquí dormimos desde el día de ayer, toda esta logística se organizó con mucho tiempo. Tuvimos 15 días con reuniones constantes para poder brindar las ayudas en todas las áreas”, dijo ella en entrevista con Notimex.
“Nosotros hemos estado bajo el sol, bajo la lluvia, en frío, de mañana y de noche, en el momento en que nos han llamado para que toda la organización sea positiva y todo salga muy bien, para dar la bienvenida de la mejor manera al Papa”, agregó.
Consideró una bendición para los voluntarios poder dar desinteresadamente su aporte y aseguró que los ecuatorianos están felices por la bendición de recibir al Papa después de 30 años, cuando Juan Pablo II visitó el país.
“Es doble bendición el Papa latinoamericano aquí en Ecuador, es un orgullo que nos haya escogido para visitarnos”, apuntó.
Mientras todo esto ocurría, Francisco se reunía con un grupo de 44 obispos del país sudamericano en un centro de congresos dentro del Parque Bicentenario, en un diálogo a puerta cerrado y abierto, sin discursos previstos.
Esto antes de encontrarse con la multitud en un largo recorrido a bordo del papamóvil y prepararse para la misa.