El robo de maquinaria es un fenómeno que sigue asolando a la industria de la construcción en Guanajuato, y en muchos casos, son cometidos con lujo de violencia.
Así lo reveló el presidente de la CMIC en el estado, Enrique Aranda Anaya, quien resaltó que este problema se mantiene también porque hay empresas que compran ese equipo robado, es decir, hay un amplio mercado negro para su comercialización.
Apuntó que, afortunadamente, los atracos de maquinaria de gran tamaño y de mayor costo sí han disminuido.
Sin embargo, en lo que respecta a maquinaria menor, como lo son apisonadoras, se mantiene con una tendencia creciente, y en varias ocasiones, estos atracos son llevados a cabo con uso de armas de fuego.
“Lo que pasa es que tú estás trabajando, llegan con una pistola, te levantan el equipo y se lo llevan. El 80% del trabajo que hacemos es en la vía pública, están trabajando y en ese momento los delincuentes lo ven y es cuestión de que lleguen cuando los trabajadores están comiendo o algo así. Tampoco nosotros le vamos a pedir a nuestros colaboradores que pongan el pecho por un equipo de ese tamaño”, dijo.
Además, el presidente de la CMIC en el estado reconoció que este fenómeno no existiría si no hubiera empresas que compran maquinaria robada, y tampoco casas de empeño que las aceptan sin verificar su propiedad.
“Si no tenemos un control en el tema de cómo controlar que las personas verifiquen que lo que están llevando a empeñar sea propio, es muy difícil; si en las casas de empeño no se les pide un título de propiedad, sino que solo es de palabra, pues va a ser muy difícil y siempre habrá un mercado para ello”, dijo.
Enrique Aranda indicó que el costo de cada apisonadora ronda los 50 mil pesos, pero en el mercado negro pueden obtenerse por alrededor de 20 mil, dependiendo el modelo y la antigüedad.
Asimismo, señaló que lo anterior ha propiciado el incremento de las pólizas de seguro para estas herramientas, las cuales son difíciles de cobrar cuando se trata de robos cometidos sin violencia.