La cantidad de niñas víctimas de corrupción de menores este año en Guanajuato reportan un crecimiento del 140% en comparación con 2019, de acuerdo con datos de la Fiscalía General del Estado.
La corrupción de menores consiste en obligarlos o inducirlos a realizar actos de exhibicionismo corporal, lascivos o sexuales (simulados o no), consumo de drogas o alcohol, a cometer hechos delictuosos o que practiquen la mendicidad.
De enero a mayo de 2020, la Fiscalía local reportó 89 niñas o menores incapaces de comprender el delito víctimas de corrupción de menores, cifra que significa 140% más que el mismo periodo del año pasado, ubicándose así solo por debajo de Baja California.
Además, es el tercer lugar en la tasa de incidencia, con 2.8 víctimas por cada 100 mil mujeres, cuando el año pasado era el duodécimo lugar, con 1.2 casos. A nivel nacional la media este año es de 1 caso por cada 100 mil mujeres.
La investigadora del Centro de Promoción de los Derechos Humanos de las Niñas, Niños y Adolescentes (NIMA), Rebeca Aguayo, sostuvo que este problema probablemente se agravó durante la contingencia sanitaria, pues generalmente quienes cometen el delito de corrupción de menores son hombres con vínculos familiares con la víctima.
“Justo puede estarse dando el delito en el ámbito de lo familiar por ser uno de los primeros espacios de socialización y donde más están las niñas y los niños, y que ahora en el contexto de la pandemia, en el supuesto de que la familia está en aislamiento pues puede estarse realizando más este tipo de violencia en el ámbito de lo familiar”, dijo.
Además, lamentó que, a pesar de que Guanajuato se mantiene como uno de los estados con mayor incidencia en delitos que atentan contra la niñez, el Poder Ejecutivo y Legislativo insiste en tratar a los menores de edad como si fueran “objetos” propiedad de la familia, no individuos con derechos humanos, y por ello la autoridad no debe entrometerse con ellos.