Son las 2 de la tarde y la corriente del Malecón del Río lleva fuerza por las intensas lluvias del lunes… y a una mujer semidesnuda que flota en el agua sucia y fría.
Mientras tanto, un elemento de Policía municipal hace su rondín de vigilancia habitual por la colonia Andrade cuando escucha una alerta de emergencia que reportan testigos espantados que urgen al teléfono ayuda para salvar a Érika, de 41 años, quien se acaba de aventar al río.
Y así es. Los dos elementos, los que patrullan más cerca de esa zona, no lo piensan dos veces e implementan de inmediato un operativo de rescate.
Con su uniforme, Julio César Ramírez se ata a una cadena y sólo le queda ayudar a Érika y confiar en que no se va a zafar. No lo piensa dos veces, no hay tiempo: se avienta al agua fría y brava. Se abre paso entre la corriente del Malecón y cuando la ve se aferra a su cuerpo.
“Al arrojarme yo al río por la persona, lógicamente tengo la confianza de mi compañero, que él no me va a soltar la cadena”, contó Julio César.
En la orilla, sus compañeros lo ayudan a subir el cuerpo pálido e inconsciente de la mujer… su aspecto no es nada alentador, cuando los jalan de la cadena, el cuerpo cansado de Érika se desvanece inerte sobre la rampa lateral.
Mientras suenan las sirenas y las claves de policía por los radios, todos están desesperados… con los puños sobre el pecho de la mujer aplican las maniobras de reanimación cardiopulmonar y la cobijan con una manta azul. Está inconsciente. Tiene pulso pero no responde.
El siguiente paso es trasladarla para que reciba atención médica.
Érika y los médicos lo intentaron pero no se pudo. Por la noche se anunció su fallecimiento en el Hospital General Regional, debido a un politraumatismo, revelaría la necropsia.
“Las familias de nosotros ya tienen conocimiento del riesgo que corremos, sea para bien o para mal (…) se han visto malas acciones pero somos más buenos que malos”, dijo Librado Pérez, policía rescatista.
Érika Gabriela, proveniente de Tamaulipas, acababa de recibir el alta del Hospital General Regional al que ingresó por presunto abuso de sustancias tóxicas unas horas antes de saltar.
En ese primer ingreso reveló a los doctores que llegó a la ciudad para estar con su novio… y no dijo más. La dieron de alta.
Al salir del HGR, Érika decide saltar al Malecón, desde El Duraznal. Lo demás ya es conocido. Su cuerpo yace en el Servicio Médico Forense en espera de que alguien lo reclame.
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