–¿Quién va a salir? –preguntó una turista de aproximadamente 60 años a uno de los tantos fotógrafos que el sábado 20 por la noche esperaban afuera de la Presidencia Municipal de San Miguel de Allende la salida de uno de los invitados de honor a la edición 22 del Festival Internacional de Cine de Guanajuato (GIFF).
–Es un director de cine, pero no sé cómo se llama –mintió el fotógrafo. Sabía que era Gus Van Sant, pero simplemente no quería deshacerse en explicaciones sobre la trayectoria de un director de cine independiente que seguramente la turista no identificaría por nombre. Y no era prejuicio: pocos de los que esperaban su aparición estaban familiarizados con la obra del cineasta estadounidense.
Minutos antes el director de Mente indomable –su película más taquillera, protagonizada por Robin Williams, Matt Damon y Ben Affleck– pasó justo a un lado de fotógrafos y reporteros que a las 8.00 de la noche caminaban por la calle principal, esperando a que comenzara el homenaje al cineasta de 66 años. No lo reconocieron. Metros adelante una reportera reviró: “es él, es Gus”. Lo siguieron con la mirada hasta la Presidencia, donde el Comité Organizador del GIFF acondicionó un espacio para la atención a medios e invitados especiales.
Esa es la ventaja de Gus Van Sant: puede caminar tranquilamente por las calles de la turística San Miguel de Allende sin interrumpir el paso ante peticiones de selfies, como sí le ocurrió a, por ejemplo, Yalitza Aparicio, quien ese mismo sábado por la mañana encabezó en el teatro Ángela Peralta el lanzamiento de la campaña ‘Cero violencia contra la mujer’. O como seguramente le ocurriría a Nicolas Cage, quien esta noche será homenajeado con la ‘Cruz de plata’, distinción que recibió anoche Van Sant.
Acostumbrados a ver turistas gringos, los sanmiguelenses veían caminar al cineasta acompañado de Sarah Hoch, la directora del GIFF, como un visitante más, con la salvedad de que su paso era iluminado por el flash de las cámaras de la veintena de fotógrafos que acompañaban el recorrido del invitado de honor rumbo a la icónica Parroquia, en cuyo costado aguardaba ya el escenario –pantalla gigante incluida– para recibir al director de brillante trayectoria. Antes había que pasar, desde luego, por la alfombra roja.
Ya en el escenario Gus Van Sant se dijo feliz de estar en San Miguel de Allende, la ciudad donde falleció uno de sus ídolos de la Generación Beat, Neal Cassady, quien fue inmortalizado por el novelista Jack Kerouac en su obra On the road. Antes de irse, dijo, visitará las vías del tren donde en 1968 encontraron el cuerpo de Cassady.
Gus Van Sant, autor indispensable del cine independiente americano, dejará San Miguel de Allende llevándose consigo la ‘Cruz de plata’ que recibió de manos de Sarah Hoch y la guitarra de madera que compró en alguno de los municipios de Guanajuato que visitó –seguramente sin que nadie lo importunara– durante su estancia.

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