Un sistema creado por mexicanos que emplea tecnología anaeróbica transforma el estiércol que generan animales de granja en biogás, el cual también puede producir electricidad.
Al ser una tecnología ecológica, la operación de este sistema permitió reducir más de 25 toneladas de dióxido de carbono en cinco años, lo que equivale a 43 mil viajes en auto de Cancún a Chihuahua, destacó el cofundador de la empresa Biobolsa, Camilo Pagés Rosenzweic.
En entrevista, el empresario detalló que el sistema consiste en un reactor anaeróbico, el cual es una bolsa flexible de una geomembrana de baja densidad muy resistente, a la que se le ingresará la materia orgánica por una tubería ubicada al extremo de la bolsa.
La materia orgánica permanecerá en la bolsa durante 40 días y una vez descompuesta y convertida en abono orgánico saldrá de la bolsa por otra tubería.
El empresario explicó que durante ese lapso se lleva a cabo el proceso anaeróbico, mediante el cual también se produce el biogás que sale por otra tubería en la parte superior de la bolsa y que es conducido mediante manguera hasta una estufa y un boiler, o bien, a un motor generador para producir electricidad.
Precisó que la producción del biogás y de la electricidad depende del tamaño del biodigestor, los cuales pueden ir de cuatro metros cúbicos hasta 200 metros cúbicos en 10 diferentes tamaños.
Así, uno de los beneficios de este sistema es que con el uso de las heces de los animales una vivienda en el campo puede generar su propia fuente de energía.
Una vaca adulta de tamaño promedio puede producir una cubeta de excremento al día, la cual a su vez produce un metro cúbico de biogás lo que equivale a medio kilo de gas LP que rinde alrededor de tres horas de cocción de alimentos en una estufa, puntualizó.
La empresa fundada en 2010, no sólo vende e instala el sistema, sino también capacita a la gente que lo usará y lo monitorea con el fin de llevar a cabo una transferencia tecnológica que garantice el correcto funcionamiento para que se aprovechen todas sus ventajas.
Pagés Rosenzweic aseguró que este sistema, cuya vida útil es de 20 años, permite que las familias o la gente que administra las granjas tengan ahorros gracias a que ellos mismos producen parte de la energía que consumen.
También permite disminuir costos de fertilizante, ya que el sistema genera el biofertilizante orgánico que produce la bolsa.
En materia ambiental, el directivo dijo que se dejan de emitir gases de efecto invernadero a la atmósfera, que la descomposición de la materia orgánica produce y que al ser capturados, se destruyen al quemar el biogás.
Además se protegen las cuencas por el tratamiento que se le da al excremento en lugar de que las granjas lo avienten al río o a la barranca. También se protegen la salud de las personas quienes no tienen el foco de infección y dejan de usar leña para cocinar.
Resaltó que la empresa instaló dos mil 100 sistemas en el país y 100 más en países de Centroamérica y El Caribe, como Honduras, Nicaragua, Cuba, Haití así como en Ghana, África, con lo que en la actualidad hay 13 mil personas beneficiadas.
Agregó que los sistemas instalados trataron más de dos millones de toneladas métricas de excremento, por lo que se prevé la instalación de cinco mil sistemas por año, ya que el potencial tan sólo en México es de más de cuatro millones de granjas.