Miguel Ángel Hernández y su familia planeaban ir a Guayabitos como parte del viaje familiar que uno de sus cuñados había organizado para Navidad.
Por temas de dinero -hace tres semanas paró la fábrica de calzado donde trabaja-, no pudo ir. Al final, eso fue lo que los salvó de ser parte de las 15 víctimas mortales que dejó la volcadura del camión donde viajaban familiares y amigos suyos.
Este lunes fueron velados cinco integrantes de la familia Belmonte, en la parroquia San Martín de Porres, ubicada en la colonia que lleva el mismo nombre.
El ambiente está impregnado de silencio, tristeza e incredulidad. De la noche a la mañana, 11 miembros de la familia murieron en el fatal accidente ocurrido en la autopista Jala-Compostela, el pasado viernes.
Miguel Ángel Hernández narró que él, junto con su esposa y seis hijos, iban a ir a ese viaje que terminó en tragedia, pero debido a la mala situación económica, y a que estaba próximo el Día de Reyes, decidieron al final no ir, excepto su hijo, Josué David, de 13 años, quien afortunadamente no sufrió lesiones de gravedad.
Afirmó que fue un milagro que no haya sufrido el mismo desenlace que otros familiares.
“Mi hijo tuvo suerte. Yo pienso que a los que murieron fueron los que venían dormidos, el choque los agarró dormidos y pasó todo. Mi hijo venía dormido, pero se despertó porque vibró su teléfono, vio que eran las 3 de la tarde; en ese momento el camión comenzó a volcarse y yo pienso que por eso mi hijo se salvó”, dijo.
Entre las víctimas están cinco hermanos de su esposa, así como algunas de sus parejas e hijos. También está su sobrina que se fue sin el permiso de su mamá, pero acompañada de su tía. Ambas fallecieron.
El mismo desenlace tuvo un cuñado de Miguel Ángel, quien estaba emocionado porque al fin conocería la playa, además de que este año iba a jubilarse y tendría más tiempo para viajar. Su esposa está intubada, con fracturas en costillas y cráneo.
Un camión viejo
El señor Hernández comentó que el boleto del viaje que inició el 25 de diciembre por la mañana costaba solo 1 mil pesos, la mitad de lo que vale en Primera Plus, por ejemplo.
El plan fue de uno de sus cuñados, quien frecuentemente organizaba viajes a Moroleón para comprar ropa. Sin embargo, el camión era viejo, y desde la perspectiva de Miguel Ángel, solo era para viajes cortos, aunque su cuñado insistió en que sí era seguro.
“El chofer era conocido de él, había ido para allá y llevaba a aficionados cuando jugaba el León por allá, que era seguro, así decía él”, dijo.
En el accidente, tanto el organizador como el chofer, murieron.
“Era alegre”
Teresa Márquez Rendón es vecina de la colonia San Martín de Porres. Desde que iba a la escuela conoció a María de Jesús Belmonte Vera, una de las víctimas mortales del accidente.
Refirió que ella era alegre, aunque llevaba años sin saber mucho de ella. Cuando el viernes recibió la noticia, no lo podía creer.
“Sentí muy feo, como si fuera una pesadilla, algo irreal, que no podía creer. Era mi amiga, estoy muy sacada de onda”, dijo.
Ella, junto con otros vecinos, hicieron ‘cooperacha’ para ayudar a la organización del velorio y otros gastos que pudieran presentarse, al ser los Belmonte personas muy queridas dentro de la comunidad.
/r
Discussion about this post