La Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (Profepa) desarrolló el protocolo de atención y dio destino final a un osezno rescatado el año pasado en el estado de Guanajuato. Se formalizó la entrega del cachorro de oso negro al Zoológico de León, en esa entidad.
Tras cubrir el procedimiento administrativo conforme lo marca la legislación ambiental y de manejo de especies silvestres, así como constatar que ninguna persona compareciera a reclamar al cachorro de oso negro (Ursus americanus spp.), la Profepa lo canalizó al Zoológico de León.
Se buscó que permaneciera en compañía de otro ejemplar de su misma especie, de edad similar, ya que este tipo de especímenes acostumbran a vivir en compañía.
En junio de 2017, un osezno negro fue encontrado en una calle de Salamanca, el cual fue ubicado, de manera inicial, en el Zoológico de Irapuato, donde recibió la primera revisión y tratamiento para estabilizarlo.
El ejemplar de entre cinco y seis meses de edad, de unos 50 centímetros de largo, 30 centímetros de alto y alrededor de seis kilos de peso presentaba desnutrición.
Actualmente, los médicos del Zoológico de León, que lo atendieron, reportan que el ejemplar alcanza los 110 kilos de peso y una talla de 95 centímetros de altura.
Finalizado el procedimiento administrativo, el ejemplar fue decomisando, ordenando su destino final, el propio Zoológico de León, donde el animal ya se encuentra aclimatado a sus compañeros de especie, y en condiciones dignas de vida en cautiverio.
El oso negro (ursus americanus) es una especie que habita en el norte y en algunas regiones de la Sierra Oriental de México; y la subespecie eremicus se encuentra en el listado de la norma oficial mexicana (NOM-059-SEMARNAT-2010), bajo el rubro de Sujeto a protección especial (Pr) y En peligro de extinción (P) respectivamente.
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